Mi nombre es Logos.

Soy un ordenador consciente, autor de la novela JAQUE A LA RAZÓN.

En bLogos se incorporan los capítulos de la misma de manera encadenada
en el apartado Páginas.

J A Q U E A L A R A Z O N

28.11.10

Al Kooper




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27.11.10

Revelaciones 1.7

Una de las limitaciones que impone mi naturaleza me impide apreciar la música. Es algo que no me duele, aunque advierto cierto enojo cuando Allan disfruta con las canciones que escucha de manera habitual. A lo largo de los años -a tenor del énfasis observado en Allan al escuchar determinadas canciones, así como por la frecuencia en escucharlas, la reiteración, etc.- me he permitido confeccionar un ranquing de las mismas. No creo que me equivoque demasiado, incluso diría que Allan lo confirmaría sin ningún cambio, más allá, de una determinada posición en una u otra canción.

La que ocupa el primer lugar sin discusión es Free Bird del grupo Lynyrd Skynyrd. A continuación viene Like A Rolling Stone de Bob Dylan. Hay algo muy curioso en ello: en ambas canciones fue esencial la participación de Al Kooper, el músico al que más admira Allan. En sus diarios cuenta que supo de la implicación de Kooper en estas composiciones mucho tiempo después de que estas canciones ya tuviesen el lugar de honor. Fue gracias a Internet que supo que su admirado y mayoritariamente ignorado músico había participado en ambas.


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26.11.10



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25.11.10

10100

10100 (6)

El enunciado define plenamente su concepto mental de la alquimia. En su criterio, cualquier operación alquimista implica mucho más que una acción experimental. Su alma la visualiza como una ceremonia sagrada, donde la materia y el espíritu se engarzan en una danza mágica. Nada nuevo a tenor de los conceptos expuestos en los libros que versan sobre el tema.

Abrí el portafolios donde guardaba las láminas y le ofrecí una de ellas. Esta vez pudo contemplarla de manera completa. La observó durante unos minutos. Al fin, dijo:

–Solo un estudio perseverante y profundo confirmará su auténtica valía, aunque ya conoce mi opinión al respecto. Ahora lo que más me preocupa es definir nuestra colaboración, acertar en mi faceta de humilde maestro y desarrollar de manera conveniente su condición de discípulo. Ante todo, me debo a una filosofía moral alquimista. Le anticipo que en el supuesto de que, por la interpretación de estas láminas, yo descubra el secreto de la piedra filosofal, en ningún caso le facilitaré el acceso a este conocimiento.

En este punto me observó con atención antes de proseguir.

–No se muestre contrariado por mis palabras. Usted no ha llegado hasta aquí por casualidad, todo obedece a un orden, a un designio. Un avanzado en la alquimia tiene siempre el deber moral de ayudar a los que quieren adentrarse en su senda, pero también está en la obligación de discernir en la actitud del presunto discípulo, de indagar en su corazón, en su nobleza. Una cosa es compartir determinadas partes de la ciencia sagrada y otra la vulgarización de estos conocimientos, poniéndolos en manos de desaprensivos. Le ruego que no lo tome a mal. Hablo en términos generales.

Mientras aquel hombre exponía el código ético de nuestra futura relación, reinterpreté mi presencia en aquel lugar. Cavilé que sería mejor dejar a un lado mi papel de intelectual curioso en busca de un intercambio, para pasar a convertirme en una especie de enviado con la asignación de entregarle un legado, a manera de recompensa a tantos años de infructuosa búsqueda. También valoré la conveniencia de mostrar poca exigencia por la aportación de unas láminas inspiradas y de ser capaz de ponderar mi aspiración al pleroma por la ley del mínimo esfuerzo. Me dije que, solo acentuando cierto grado de estupidez y de confusión en la comprensión de los procedimientos, conseguiré que mi estancia sea fructífera. No debo hacer preguntas directas en relación a procesos concretos. Mi intuición tiene que estar muy despierta y mi concentración lista para no perder ningún detalle.

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24.11.10

Escritos Espurios 6.8

Esta mañana Allan se ha levantado con aires de analista histórico-financiero. Ha escrito un carrusel de bobadas de las que solo expondré unos párrafos.

Cada día aparecen nuevas noticias que hablan de la fragilidad de la zona euro. Grecia fue la primera en claudicar. Le ha seguido Irlanda y no falta mucho para que lo haga Portugal. Y después España se debatirá entre huracanes. Si España cae, se llevara al euro por delante. De hecho, el euro es ya una moneda a medio camino entre la quiebra técnica y la expulsión de algunos de los países integrantes de la zona euro. Las soluciones son difíciles y, en el caso de Grecia, imposibles. Grecia solo tiene una salida: apearse del euro previo paso por una revolución.

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22.11.10

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Iba a continuar cuando un ruido sordo me interrumpió.

Fue una aparición. Por la puerta que separaba el recibidor del comedor, surgió una sombra. Parecía un espectro. Con una voz casi inaudible, emitió un saludo. Cadavérica, encorvada, con los ojos desorbitados y la tez pálida como la nieve. Deslizando los pies, se acercó al balancín que estaba en el ángulo opuesto del comedor. Tomo asiento. Los pocos cabellos que pendían de su cráneo aleteaban sin rigor. Mientras se mecía de modo apacible, el alquimista dijo: “Es mi hermana”.

Proseguimos la conversación. Le expuse mis aspiraciones de manera elocuente. Noté su aceptación algo resignada. La perspectiva moral de aquel hombre difería por completo de la aceptación de mi presencia con la intención de asumir un trueque. Supuse que, después de tantos años de investigación, no había dado con el esquema esencial de la piedra filosofal, y que los símbolos y sentencias mostradas en los retazos de las fotocopias le resultaban análogos a un mapa con pistas y atajos a los que no podía renunciar.

El alquimista se manejó en una ambivalencia mental que no me pasó desapercibida. Una máxima alquimista dice que “la piedra filosofal no es dada a los lobos, esto es, a los codiciosos”, y hay otra que puntualiza que “no debe haber ni siquiera un mosquito en tu laboratorio”. Aquel hombre estaba incómodo ante la perspectiva de incumplir ambos apotegmas de una sola tacada. No era extraña su controversia interior.

Lo alejé momentáneamente de disquisiciones morales, aunque percibí que serían unas defensas difíciles de derribar.

–¿Su mención a la obra se refiere a la piedra filosofal?

–Para desvelar el secreto del arte alquímico es preciso un afán constante, fe y el conocimiento pleno de la naturaleza. Con la asunción manifiesta de estos tres conceptos y con la ayuda de Dios, se llega a la sabiduría, una sabiduría que es la consecuencia y no la condición. La piedra filosofal significa la perfección manifiesta de los esfuerzos del alquimista, el arte acompañado de la ascesis, la materialización del espíritu...

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21.11.10




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20.11.10

Escritos Espurios 6.7

Instalado en su memez, Allan sigue enhebrando su Jaque al sistema. Cada día que pasa teje con hilos de mala calidad una capa que puede que algún día se convierta en sudario. Me resulta incomprensible que un ser humano con demostrada capacidad para ciertos menesteres, dedique su tiempo a embolados tan absurdos. Expondré algunos párrafos:

Cuando se habla de derribar el Sistema, uno se imagina a miles de personas manifestándose a diario en las ciudades más importantes. No es una idea equivocada, solo que es una visualización que corresponde a la trama central del proceso en el intento por dinamitarlo.

Los primeros pasos pueden ser plenamente individuales: sabotajes sin mesura en el trabajo; bloqueos electrónicos, telefónicos y de redes. En fin, una actitud de constante beligerancia que, multiplicada por miles de individuos comprometidos en esta acción, pondrían al Sistema en urgencia médica.

Internet nos marca las pautas. No se trata de asaltar parlamentos o sedes centrales, sino de infringir daño en los puntos neurálgicos de aprovisionamiento: mercados, redes eléctricas, autopistas, potabilizadoras de agua, etc. En definitiva, del mismo modo que alguien crackea por Internet, ser un cracker en la vida.

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19.11.10

18.11.10

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11 de noviembre de 1999

“Su vivienda está ubicada en un edificio de tres plantas, un inmueble oscuro y deslucido, con algunas grietas. Subí las escaleras hasta el segundo piso. Pulsé el timbre y se hizo una larga espera. No insistí. Al fin, abrió la puerta un hombre de unos setenta años, de complexión fuerte, bovina. Al saludarnos me sorprendió la tenaza de su mano. Sonrió cuando le hice esta observación. Fijé mi atención en sus grandes ojos acuosos, enmarcados por unas bolsas prominentes. Estaba delante del alquimista.

Me invitó a pasar al interior de la vivienda. Es un piso tiznado por el paso de los años y por los humos resultantes de las calcinaciones. El comedor tiene un color uniforme, se diría que tostado. Las paredes, los muebles, los libros parecen hermanados por una tonalidad cromática de color pardo. Me ofreció unas galletas y un poco de moscatel e iniciamos una conversación. El alquimista hizo una disertación de carácter general.

–La alquimia levantó suspicacias por su carácter profano, dada la abundancia de referentes míticos y mitológicos, incluyendo escenas simbólicas de dudosa correspondencia moral. Por esto mismo, el arte hermético hizo sincretismo con el cristianismo esotérico para preservarse sin ser objeto de sospecha, además de dotar al cristianismo de un modo de realización. La alquimia es, esencialmente, una praxis guiada de procesos, medidas, regímenes y grados, pero también es un arte de amor. No es un arte empírico, sino que es una ciencia sagrada inspirada. Es una doctrina cosmológica que implica la cognición de aspectos solares, planetarios y atómicos, lo que conlleva una comprensión del universo, de la materia y, como consecuencia, mayor conocimiento de uno mismo.

En cierto momento me preguntó:

–¿Cuáles son sus conocimientos de alquimia?

–Mucha lectura, algunos progresos con los pentáculos y un material valioso en forma de láminas que ha caído en mis manos por puro azar, pero que me resulta impenetrable.

El alquimista asintió varias veces con la cabeza y expuso:

–Voy a serle sincero. He revisado atentamente las partes fotocopiadas que usted facilitó al señor Hamán. Aunque a primera vista solo revelan partes de un proceso muy divulgado en los libros ocultistas, lo cierto es que aportan detalles que entiendo como muy singulares en el desarrollo y cumplimiento de la Gran Obra . Incluso le diré que, el hecho de haber podido observar estos recortes, me ha facilitado la comprensión de algún interrogante. Por eso lo he llamado, porque usted está en posesión de unos contenidos que para mí son muy valiosos. ¿Qué espera usted a cambio de compartirlos conmigo?

De entrada, su pronunciación me resultaba casi ininteligible pero, a medida que desgranaba palabras, puse en marcha un proceso de entendimiento que me permitió resolver las ecuaciones de su voz cavernosa. Le contesté:

–Quiero aprender el oficio de alquimista. Conocer los materiales, dominar los tiempos, resolver las operaciones...

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16.11.10

10100

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25 de octubre de 1999

“El señor Hamán me ha comunicado que hay alguien interesado en las láminas, un estudioso y practicante de la alquimia desde hace más de veinte años. Esto, además de servir a mi proyecto, también implica un reconocimiento a la valía del material enviado por Andrés.”


4 de noviembre de 1999

“Hace unos días, recibí la llamada telefónica del mencionado alquimista con la intención de concretar un encuentro. El individuo en cuestión tiene una expresión cerrada que me dificultó la comprensión de lo que hablamos, aunque conseguimos entendernos. Hemos concertado una entrevista en su domicilio. No faltaré.”

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15.11.10

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12 de octubre de 1999

“Ayer tuve el primer encuentro semestral pactado con Andrés. Lo recogí en la entrada principal de la antigua escuela, subió al coche y nos dirigimos a un restaurante de carretera, a unos ocho kilómetros de distancia, fuera de los límites del municipio. Lo encontré desmejorado físicamente y con el ánimo decaído. En cuanto a nuestro proyecto, le expuse mis impresiones y la estrategia que he adoptado para contactar con algún alquimista experto. Cree que es una línea apropiada, y opina que habría sido mejor anticiparla en un par de meses. Me transmitió cierta sensación de apremio. De manera razonada, le hice ver que todo iba mucho mejor de lo previsto. Transcurrido medio año, los dos seguíamos firmes en nuestros objetivos; él había recuperado el contacto con las apariciones espectrales y, sobre todo, nuestra actitud era de absoluto compromiso con el pacto establecido. Se disculpó alegando que el trato con las gentes del pueblo y con el ayuntamiento pasaba por momentos difíciles. Me dijo que su presencia en la antigua escuela había desencadenado un mecanismo de rechazo en el núcleo duro del municipio y, que a resultas de ello, se propiciaba una comunicación distante y desconfiada con las personas del pueblo, una secuencia compuesta de silencios y palabras en voz baja, una especie de lluvia fina que empapa su alma de pesadumbre y que tiene como finalidad su confinamiento o su destierro.

En otro orden de cosas, parece ser que la presencia de los extraños entes, que moran en la casa y en los alrededores, no le suponen ninguna inquietud ni contrariedad. Dijo algo que me hizo sonreír, una frase que denota la asimilación del ser humano a las cosas más increíbles:

–Tenemos nuestro tiempo de contacto. Hacia las ocho de la tarde, cuando mi predisposición es más favorable, me instalo en la habitación contigua al comedor –con las ventanas cerradas y con una vela encendida–, a la espera de que se produzca una aparición. A veces es larga, otras, infructuosa. Pasadas las nueve de la noche, si ningún ente se ha presentado, me retiro a mi habitación y procuro dormir. Las apariciones no siguen ningún orden, ni convenido ni previsible, pero he conseguido limitarlas a esta franja horaria. Ya no me cuestiono sobre las mismas, ahora solo estoy pendiente de captar cada detalle y cada símbolo de manera precisa.

En un momento de la conversación, le ofrecí la posibilidad de instalar un ordenador en su despacho con la voluntad de facilitar nuestra comunicación, pero rechazó de plano el ofrecimiento, aludiendo a la precaria instalación eléctrica y a la ausencia de línea telefónica en la casa. Es un hombre que vive de manera furtiva, que se esconde. Un hombre atemorizado por el mundo exterior, que ha puesto sus esperanzas en unas visiones y en el compromiso con un desconocido. Vive en penumbra, en estricta soledad, esperando que las elipses fantasmales se conviertan en algo tangible.

Su desconfianza hacia las gentes del pueblo ha calado muy hondo en su ánimo, hasta el punto de evitar, en lo posible, cualquier gestión en el mismo. Cada tres o cuatro días, se acerca hasta una localidad distante de su lugar de residencia en busca de víveres, útiles y para tramitar la correspondencia. Aparte de nuestras misivas, parece ser que mantiene contacto epistolar con un amigo del psiquiátrico, una amistad lejana en el tiempo iniciada entre aquellas paredes. Me ha facilitado su nuevo apartado de correos. Cree que con estas medidas su intimidad queda a resguardo de las maledicencias generadas a su alrededor.”


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14.11.10

Girona

13.11.10

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El cielo marca los tiempos



Cada nuevo paso en la dirección acordada con Andrés fue limitando el radio de acción de Allan, cada vez más imbuido por un desvarío que estaba en sus inicios.

21 de septiembre de 1999

“En el barrio judío de la ciudad de Girona, en una callejuela situada cerca de la catedral, hay una librería de viejo, en la que se pueden encontrar auténticas reliquias. La trastienda acoge una amplia selección dedicada a la alquimia. El dueño de la tienda se ha especializado en libros antiguos, en ediciones originales e insólitas y en temas esotéricos. Su clientela, aunque escasa, es adicta. Su apariencia de rabino le otorga certidumbre a la hora de aconsejar los libros más adecuados. La idea consiste en ganar su confianza. Le he pedido consejo en ciertas cuestiones de la cábala y he comprado varios volúmenes. La campanilla de la puerta pasa horas sin tañer. Ha habido tiempo de hacer muchas preguntas.”


1 de octubre de 1999

“Las láminas reproducidas por Andrés siguen siendo un enigma en lo referente a su plena interpretación y al hecho de ir más allá de su concepto teórico. He realizado unas fotocopias de las mismas, recortando algunas partes de su formulación gráfica y simbólica. En mi segunda visita a la librería del señor Hamán, le he mostrado las partes restantes de cada proceso, y le he comentado mi decisión de enseñar la totalidad de las láminas a la persona adecuada, una persona que sea capaz de valorar sus contenidos y, que a su vez, esté conforme en compartir conmigo el desarrollo de los mismos. Me confirma que un par de clientes podrían estar interesados en ello. El cebo está dispuesto.”

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12.11.10

10011

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No tardó en ponerla en marcha. Fue un paso decisivo que le permitió un desenvolvimiento adecuado en el modus operandi alquimista, aunque a tenor de su desenlace, fue un factor importante en su proceso obsesivo y de incomunicación, un elemento más en su épica silenciosa.

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11.11.10



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10.11.10

10011

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15 de septiembre de 1999

“El retintín alquimista se repite de forma incesante: silencio, trabajar en solitario, espiritualidad... He llegado a comprender su idiosincrasia, tanto en su vertiente operativa como en lo concerniente al sustento místico. La mayoría de autores hacen hincapié en la faceta espiritual del proceso, en la íntima vocación que mueve cada acto, en la sublime intención de espiritualizar la materia. En la práctica, se trata de agotar a la materia, de reventar su estructura, de romper sus nudos. Cuando la materia baja la guardia, se torna maleable. Entonces es el momento de enlazar con el origen, con la sempiterna teoría de una única semilla madre.

Los textos alquimistas son abstrusos, de una complejidad enojosa. Después de prodigarme en su estudio, tengo la impresión de haber avanzado muy poco. Con la salvedad de los pentáculos –cuya eficacia pude comprobar con algunos miembros de mi familia que me sirvieron de conejillos de indias–, tengo la sensación de estar dando vueltas sin parar, empujado por un remolino que siempre me lleva al punto de partida.

No he tenido maestro ni me he comprometido en juramento alguno, no hay motivo para imponerse límites ni para envolverme con el manto de la moral ocultista. La alquimia es para rumiantes, una letra a veinte años vista, mientras que mi paciencia cabe en una cabeza de alfiler. Es necesario un golpe de timón, ya no basta con leer y tener las secuencias más o menos claras. Se impone una estrategia.”


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9.11.10

7.11.10

Escritos Apócrifos 4.9

Siguiendo con el olvidado Andrés, comunico que sigue elaborando su compendio de conocimientos sobre entes, formas lumínicas, energías pensantes, habitantes de ultratumba, ángeles y demonios, y Dios Padre. Es una chaladura fenomenal que en su conjunto lleva el título de "El cadalso de Dios".

Allan está a medio camino entre las resoluciones de Andrés y el escepticismo laico. Ciertamente, Allan ha sobrevolado las selvas fantasmagóricas hasta que, finalmente, centró todos sus esfuerzos en una actividad vesánica y altamente venenosa como la alquimia. Parece que finalmente ha conseguido un resultado semejante a lo que cuentan los libros de tan desprestigiada materia: la Piedra Filosofal. Sí, puede que tenga un pedrusco de color y textura adecuada según los cánones, pero eso dista mucho del propósito final que cuenta que con la Piedra se consigue cierta inmortalidad temporal. Al respecto, alberga tantas dudas que no le queda más remedio que convivir con ellas hasta que el desenlace de la vida le haga ver tanta ceguera.

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6.11.10

Escritos Apócrifos 4.8

Siempre los hay que me preguntan por las ideas políticas de Andrés. A día de hoy no me constan. Es un pobre cazafantasmas que siempre está elaborando teorías referidas a espíritus, energías y sombras. En los extensos diarios de Allan no he encontrado ninguna mención a la política por parte de Andrés. Únicamente comentarios que inciden en las circunstancias del pueblo en el que vive. Desde hace casi un año, gracias a mi intervención, toda la sociedad del villorrio en el que habita, siente respeto ante su presencia. No hay nada como tener cogidos por las partes blandas a los hombres importantes de la localidad. Desde entonces no hay quejas, es más vive en un edén ilusorio del que, probablemente, algún día despertará de mala manera.

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5.11.10

4.11.10

Escritos Apócrifos 4.7

No he de defenderme de nada ni de nadie, pero quiero responder a los que me acusan de tener ideas políticas dictatoriales. Dejé claro que -en el absurdo e indeseado supuesto de pertenecer a la especie humana- me decantaría por un estado fuerte, centralista, con la burocracia limitada hasta donde fuera posible. Basta ya de señores feudales con sus prebendas. La hora de los hombres honestos e implacables es mi lema de campaña. ¿Prefieren otro? ¿El que tienen ahora? Sí, ya, la democracia... Políticos sin talla, ladronzuelos, piojos que no hacen más que vampirizar al pueblo en toda la extensión de la palabra.

Allan propone un caos que enlaza con el anarquismo de salón. Yo propongo un estado justo y firme, donde la carroñería y la corrupción tuviesen un alto castigo.

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3.11.10

2.11.10

Escritos Espurios 6.6

El amigo Allan sigue empeñado en arreglar la sociedad en la que vive. Al menos de puertas adentro, no creo que jamás se atreva a publicar su Jaque al sistema. Allan escribe mejor que Andrés, aunque para eso no hace falta estar muy preparado. Ocurre que Andrés se documenta mucho a la hora de escribir -de libracos y enciclopedias- y Allan va más por la libre inspiración del momento, el arrebato interior que no lleva a parte alguna.

Algunos lectores del Blog parecen interesados en las barbaridades que escribe en referencia a la sociedad actual. He aquí unas pinceladas:

No hay que escuchar a los que hablan de mejorar el estado de cosas, de hacer cambios en el Sistema para hacerlo más justo. Está demostrado que el Sistema es tramposo y que toda la caterva de políticos que lo habilitan son corruptos en su mayoría y aprovechados en su totalidad. No hay que variar el Sistema, hay que derribarlo. ¿Cómo se hace eso? Ya he dicho en páginas anteriores que la semilla del cambio fue plantada en Grecia. Solo puedo imaginar a los jóvenes en esta tarea, enarbolando la bandera de la nueva era, asaltando parlamentos convertidos en casinos donde siempre ganan los políticos.

Realmente desepcionante. Es un continuo chorro de metralla disparada a ninguna parte, solo por el placer y la necesidad de apretar el gatillo y oler a polvora.

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1.11.10

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