Escritos Espurios 41.0

Hubo una larga respuesta de Allan.

Ya sabes que me siento mucho más catalán que español. Entiendo el sentimiento catalán, del mismo modo que puedo comprender otras implicaciones. Es una emoción que se nutre de las vivencias acumuladas a lo largo de la vida, de los vínculos mentales que se vertebran sin darnos cuenta. También me siento más identificado con las tradiciones catalanas, sea o no partícipe de las mismas. Precisamente, de estas emociones se valen los políticos para manipular a la gente.

Si alguna vez me encontrase en la China y me topase con el sonido de una gralla y con unas cuantas personas bailando una sardana, seguro que me produciría una emoción, un destello afectivo que se agudiza más con la distancia. Es algo inevitable, tenemos unas raíces y somos lo que somos.

Cualquier decisión, por ansiada que esta sea, debe ser valorada con objetividad, analizar los pros y los contras, reconocer a los impostores que solo buscan su éxito, a cualquier precio. Artur Mas, por poner un ejemplo, es un ventajista que se cayó del caballo el 11 de setiembre del año 2012. Está en plena partida con muy malas cartas siendo, ademas, un mal jugador. El resultado final es bastante previsible. Cada día que pasa tiene menos apoyos. Su última hazaña ha sido publicar un artículo en unos periódicos sin relevancia alguna. Se le van cerrando puertas y, su discurso, de tan penoso e incoherente, produce vergüenza ajena.