Escritos Espurios 40.9

Algunos lectores del Blog no entienden que casi nunca se tenga en cuenta a Andrés, más allá de sus desacreditadas páginas de su Cadalso de Dios. Es cierto, se le da poca cancha. Hoy haré una excepción.

Amigo, Allan. Cada vez que insistes en tus planteamientos respecto de mi sentimiento nacionalista catalán te contesto lo mismo: quiero la independencia de Catalunya, al margen del dinero que nos cueste, incluso aunque quedásemos fuera de determinadas instituciones (Fondo Monetario, Banco Central Europeo, Unión Europea, etc.). Es una ilusión que nace de una emoción íntima y, a su vez, se alimenta de la percepción que tengo de como una parte de España desprecia a Catalunya en demasiados ámbitos.

Conozco tus preferencias por una revolución en el sentido estructural, no necesariamente sangriento. Asimismo estoy de acuerdo en que los nacionalismos son la esencia que divide a los pueblos. Parece razonable que un trabajador catalán se sienta más cercano a un minero asturiano o a un agricultor andaluz que a una oligarquía catalana que siempre ha sido clasista. Entiendo este razonamiento y lo considero plenamente vigente. Pero, en el caso de Catalunya, creo que es necesario tomar una decisión rupturista, al coste que sea, al haberse enquistado una situación que no es grata para muchos catalanes.

No obstante, del mismo modo que me decanto por un sentimiento independentista, debo decirte que no creo que este intento termine en nada relevante. Los actores políticos son de poca talla y cada vez se les nota más desconcertados.