Escritos Espurios 16.4

De Allan a Andrés:

Cuando ocurrieron los sucesos del 6 de octubre de 1934, Pep -hermano de mi padre, anarquista- asaltó, junto a otros compañeros, el cuartel de la Guardia Civil de Granollers. Consiguieron el objetivo pero, a las pocas horas, tuvieron que huir y esconderse ante la rendición del President Companys.

La Guardia Civil fue en su busca y captura. Pep vivía con sus padres y hermanos en la calle Tarafa de Granollers. Se despidió de ellos media hora antes de que fuesen a buscarle. Todos los vecinos de la calle Tarafa guardaron silencio sobre Pep. Al margen de ideologías políticas, admiraban su nobleza y valentía.

Y ahora, en el 2012, el politicastro Felip Puig, pide a los ciudadanos de Barcelona que denuncien a aquellos que se manifiestan en contra de esta dictadura disfrazada. Les acusa de violentos aunque no menciona que los Mossos ya han reventado un cuarto ojo con sus pelotitas de goma. Me temo que no va a conseguir gran cosa. La gente no es tonta. La gente sabe que hay muchas maneras de ser violento y la peor es la violencia de Estado. El sistema democrático actual está podrido y, no obstante, todos los que viven a su costa, se esfuerzan en aparentar normalidad. En mi percepción, es mucho más violento sacar de sus casas a personas que, puntualmente, no tienen recursos, que quemar algunos containers. Es más violento recortar la sanidad pública que romper algunos cristales.

Prefiero la acción de los llamados anti-sistema que esta aparente normalidad que consiente el ladrocinio de unos políticos leprosos. Hasta que no haya decenas de miles de jóvenes dispuestos a todo, nada va a cambiar.

Es cuestión de esperar.