Los lectores de JAQUE A LA RAZÓN ya conocen el ámbito de la relación entre Allan y Andrés. Realmente peculiar y trágica. Allan se decantó de manera obsesiva por los contenidos alquimistas de Andrés y derivó a la trituradora de documentos la mayoría de textos filosóficos y metafísicos enviados por éste. No obstante, a medida que Andrés iba culminando su obra "El cadalso de Dios", Allan tuvo más reticencias a la hora de desechar sus indigestas especulaciones. En JAQUE A LA RAZON he mencionado la correspondencia entre ellos aunque no expuse casi nada, salvo la dramática carta donde Andrés cuenta el final fanagoso de su ensayo. Ahora, a tenor de las diversas peticiones que van llegando a jaque_a_la_razon@hotmail.com he tomado la decisión de publicar algunas muestras de una correspondencia que todavía sigue vigente a día de hoy.
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