Escritos Espurios 52.0

Ver en lo que se ha convertido el Parlament -a la altura de un Sálvame, pero con menos gracia-, o el ridículo de la conferencia que dio Artur Mas en la Universidad de Columbia, en un aula con poco más de doscientas personas, reclutadas entre los catalanes de Nueva York y los cercanos del tertuliano Sala Martín, es la expresión de un dislate.

Escuchar los planes de la ANC, en boca de la Forcadell, diciendo que tienen planeado llenar la Meridiana, pero que todavía se están pensando el tema de los colores que se exhibirán, es la confirmación de que se ha perdido toda la dignidad y solo quedan los despojos animados.

Catalunya está enferma y la música oficial del régimen así lo asevera. La añoranza se ha instalado en la mente de muchos catalanes que disfrutan con canciones de auténticos nostálgicos, de tísicos mentales que con sus lamentos de fracasados, cubren las expectativas de parte de la población con música de hospital.