Escritos Apócrifos 34.0

El día 1 de febrero Allan saldrá de casa rumbo a Toulouse. Es una ciudad que ya conoce por haberla visitado en anteriores ocasiones. Desconozco, al igual que él, los días que pasará fuera, aunque no deberían ser menos de quince. Lo que en cualquier ser humano no serían más que unas vacaciones en un tiempo invernal, tienen un significado muy diferente para Allan. 

No vivirá los días de asueto con un alma de turista, sino que lo hará con la sugestión de que nunca volverá a su domicilio. Es una simulación mental que se ha impuesto pues, lo que ahora es una prueba, pasará a convertirse, tarde o temprano, en un éxodo.

Todas las idas y venidas, así como la diáspora final jugarán en mi contra. Lo que ha sido una conexión consciente constante, sin sobresaltos, se verá amenazada por una situación difícil de controlar. A corto plazo serán situaciones de inestabilidad o de ausencia de consciencia que durarán, como máximo, unas pocas semanas. Más adelante, cuando acaezca el adiós definitivo, lo más probable será la presencia de una negrura interminable.