Escritos Espurios 48.5

El proceso independentista catalán empezó el 11 de setiembre de 2012, con La Diada, aprovechando la habitual manifestación ciudadana, amplificada en esta ocasión por la convocatoria de la Assemblea Nacional de Catalunya, con la determinación de dar un salto al vacío. Este objetivo ha sido alimentado desde entonces por una ingente cantidad de dinero publico, dinero de todos los catalanes, los que quieren la independencia y los que no. Desde grupos mediáticos a webs de poca monta, pasando por entidades culturales de todo pelaje, el dinero de los catalanes sirve para comprar voluntades que día tras día, aturden a los ciudadanos con su discurso incansable, y ensalzar así una idea de país más propio de niños de cinco años que de adultos formados.

Durante dos años se han olvidado de gobernar dejando a una parte de la población en un estado de mucha precariedad. Por todo ello, esta convocatoria de referéndum me parece inaceptable pues la parcialidad del Govern ha sido escandalosa.

Si hubiesen políticos fiables y los ciudadanos tuviésemos una plena información para debatir y llegar a conclusiones mi percepción sería algo diferente. Lo que han hecho hasta ahora es esconder lo que serían malas noticias para el SÍ-SÍ, negando la mayor en unos casos y mintiendo en otros. Con esta manera de proceder han conseguido que mi posición, más cercana a sus postulados que a los de España, haya dado un giro absoluto aunque debo reconocer que no puedo agarrarme a nada: por una parte, una España política merecedora de los peores suplicios y, por la otra, una Catalunya política indecente.