Leo Messi está más cerca que nunca de convertirse en el mejor jugador de la historia. Algunos pensamos que ya lo es, haga lo que haga desde hoy hasta que se retire. Pero, es bien cierto que, ganar un Mundial sería definitivo para conseguir un pleno consenso.
Ver jugar a Messi en este Mundial no ha hecho más que corroborar las sensaciones que transmite desde hace poco más de un año: un juego menos participativo en el que sus apariciones se han reducido mucho, a veces hasta la mínima expresión.
En su última temporada con el F. C. Barcelona Messi no ha cumplido con las expectativas que
siempre se le presuponen. Las razones son variadas: la lesión a finales
de la temporada 2012-2013 -con la que jugó el último cuarto del partido contra
el Paris Saint Germain para rescatar al Barça-, una mala planificación
de su época de descanso veraniego -con viajes por todo el mundo, jugando
pachangas-, de nuevo la recurrente lesión muscular que le tuvo apartado unos
meses, el miedo a una nueva lesión, el cercano Mundial, los problemas con
Hacienda, descubrir que Neymar tenía un contrato sui generis que era mejor que el
suyo, sentirse engañado por los directivos del F. C. Barcelona, un Barça en declive, una mala alimentación,
entrenamientos poco exigentes, el hecho de haber sido padre con lo que ello
implica en cuanto a cambio de valores, prioridades y hábitos.
Messi desprende una apatía extraña. Viéndole jugar sus últimos partidos con Argentina me pregunto por su futuro rendimiento en el F. C. Barcelona. A las puertas de su máxima aspiración como futbolista, se le ve incapaz de imponer su juego, denotando una atonía física alarmante.
Aunque suene a broma, me gustaría saber si Messi ha dormido en la misma habitación con su hijo. Porque de ser así, podría especular con que ha dormido mal desde que su hijo vino al mundo. Un sueño interrumpido varias veces durante la noche por los lloros de un niño que precisa atención, puede ser un agujero energético determinante para un futbolista profesional de máximo nivel.
Mañana deseo que Argentina gane el Mundial, aunque -mal que me pese- la favorita es Alemania. Me daría una gran alegría ver a Messi levantar la Copa del Mundo y que, además, fuese como consecuencia de una exhibición futbolistica por su parte.
Curiosamente, Messi podría llegar al cénit como futbolista en su peor momento de juego. Son las paradojas de la vida. Ocurra lo que ocurra, nadie debería olvidar la fortuna de haber tenido a Messi durante años, dando un rendimiento descomunal.