Revelaciones 7.8

Ya son conocidas por parte de los lectores del Blog las filias y fobias políticas de Allan y Andrés. Allan tiene alma de anarquista aunque vive como un burgués, es contrario a la clase política, sin casi distinciones, y observa el proceso independentista de Catalunya como un brindis al sol, un número de prestidigitación de poca monta.

Andrés, en cambio, es un independentista catalán convencido. Acepta algunas de las tesis de Allan pero incide en una cuestión esencial: una vez que Catalunya sea independiente, será el momento de corregir los excesos de la clase política. Allan lo ve de manera diferente: en el improbable supuesto que Catalunya fuese independiente, la consecuencia sería vivir en una atmósfera fascista insoportable, sin margen de mejora.

Andrés aspira a la independencia de Catalunya sin cuestionar nada más. Es una fijación mental que nace de un sentimiento. No le importan los riesgos, ni valorar pros y contras, solo vale conseguir el objetivo principal. Allan observa el proceso actual con mucha displicencia. Está convencido que la estratagema de los políticos independentistas esconde intereses inaceptables, con un coste económico inmoral. No comprende como en las circunstancias actuales de pobreza, desahucios y precariedad, el Govern se gaste tanto dinero en una entelequia sin opciones.