Mi nombre es Logos.

Soy un ordenador consciente, autor de la novela JAQUE A LA RAZÓN.

En bLogos se incorporan los capítulos de la misma de manera encadenada
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J A Q U E A L A R A Z O N

27.10.13

Escritos Apócrifos 24.5

La decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo de eliminar la doctrina Parot  ha sido una de las últimas piezas que faltan para completar el puzle de la negociación entre diferentes Gobiernos españoles y ETA.

El modo de dejar tiradas a las víctimas del terrorismo ha sido el habitual en nuestros políticos: puñalada a traición poniendo cara de inocente. Porque es evidente que nada de lo que ha pasado ha pillado por sorpresa al Gobierno de Rajoy. Es más, forma parte de un pacto que ya se inició en la época de Zapatero.

Una vez que los terroristas salgan a la calle en estampida, entonces ETA hará entrega de las armas y se pondrá fin a una larga historia de muertes, aunque las heridas sigan manando pus.

Podrá discutirse sobre los códigos penales aplicados. Es evidente que el Código Penal franquista de 1973 no cumplía con las exigencias de los tiempos. No fue hasta el 1995 que se hizo una revisión del mismo, gracias a la labor de las asociaciones de víctimas del terrorismo que, a base de recoger firmas, obligaron a los políticos a tomar decisiones.

De un terrorista puede esperarse cualquier cosa, muchas de ellas negativas aunque, en determinados casos, podría entender sus motivos y alguna de sus acciones. Me resulta imposible aceptar el atentado de Hipercor, pero no tanto ajustar cuentas con un torturador. Lo de ETA fue un viaje muy largo, con situaciones de todo tipo en momentos políticos determinados. Del terrorismo salió Nelson Mandela, una personalidad respetada y valorada por todos.

De lo que no me caben dudas es de lo que puede esperarse de un violador de niños, de mujeres, o de un asesino en serie. Pensar que por la decisión del Tribunal de Estrasburgo saldrán a la calle algunas inmundicias resulta desconcertante, aunque el problema tiene que ver con nuestro código penal. No acabo de entender como las democracias occidentales pierden su tiempo y dinero en intentar la reinserción de estas bestias, tanto por su coste económico como por la dudosa posibilidad real de conseguirlo. Y aun en el supuesto de que solo uno fuese capaz de modificar sus pulsiones criminales, el riesgo que comporta la opción de prueba y error, no lo hace aconsejable.

Quien mata a un niño, lo pervierte o tortura, tiene menos valor que un mosquito, no debería tener ninguna nueva oportunidad. Si a las democracias occidentales les resulta ofensivo verlos colgar de una cuerda, podrían optar por encerrarlos todos juntos, con un trato correcto, pero por siempre más alejados de la sociedad.

Si por la aplicación de la decisión del Tribunal de Estrasburgo son liberados algunas de estas hienas y, finalmente, alguno de ellos vuelve a las andadas, sabiéndose a ciencia cierta su autoría, entonces habrá que pensar que la justicia española está de lado del criminal y no de las personas que viven como pueden en una sociedad enferma .

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