Escritos Apócrifos 18.3

Aunque parezca imposible de creer, mañana Andrés estará en Barcelona para celebrar una Diada independentista. Desde que volvió a su guarida -la antigua escuela- en el año 1999, este hombre no ha ido más allá de veinte kilómetros a la redonda de su domicilio. Ya es sabido que vive en una zona boscosa y poco poblada. Va a ser curioso observar su reacción ante este baño de civilización que se avecina.

Allan lo recogerá en la estación de ferrocarril de Passeig de Gràcia para ir a comer juntos. Después de comer, Allan lo acompañará hasta las inmediaciones del núcleo principal de la manifestación. Ahí se van a separar: Andrés vivirá una experiencia deseada y Allan se marchará a su casa.

No es que Allan no simpatice con una Diada reivindicativa, sino que sus anhelos tienen otra manera de expresarse y, hoy por hoy, están muy lejos de insinuarse. Los tiempos no están listos.