Escritos Apócrifos 18.5

La manifestación por la independencia de Catalunya se ajustó de manera muy precisa a las previsiones de Allan. Tanto en el número estimado de personas como por el bajo nivel de beligerancia.

Allan y Andrés se citaron de nuevo en un punto de la ciudad de Barcelona. Fueron a tomar algo y regresaron a casa. Andrés se ha quedado a dormir en nuestro domicilio. Ya sé que suena raro que hable de un domicilio como algo propio, pero llevo en el mismo -de manera consciente- desde hace más de once años y medio.

Para los seguidores de la novela Jaque a la razón  y/o  del Blog, es interesante incidir en que esta fue la primera vez que tuve a Andrés muy cerca. Fue por poco tiempo, el suficiente para captar que su voz denota falta de carácter, siendo su expresión demasiado pausada.

A pesar de su ropa anticuada y de su porte decimonónico, Andrés pasó desapercibido entre tanta gente. Para él fue una experiencia pletórica, que valió por sí misma para compensar todas las incomodidades que surgieron del hecho de salir de su entorno habitual.

Charlaron hasta bastante tarde antes de irse a dormir. Por la mañana, han desayunado juntos, leyendo la prensa. Después, Allan le ha acompañado hasta la estación de ferrocarril. Demasiadas concesiones por parte de Allan, alguien acostumbrado a vivir sin estar pendiente de nadie, viviendo aisladamente feliz.

En próximas entradas se comentará la Diada.