Allan anda exultante con la revolución social que se vive en Túnez. Ya nos son conocidas sus predicciones para Europa: Grecia será la semilla de la revolución. En su análisis de pacotilla relaciona la revuelta de Túnez con el efecto espejo de Grecia. Según cree, la reiterada puesta en escena en las calles de Atenas, sirve de guía, resulta altamente contagiosa.
Ciertamente, el gobierno tunecino ha saltado por los aires, pero la clase política y militar ya encontrará el modo de relajar la tensión actual. Se manda al exilio al presidente, se prometen nuevas elecciones y se saca el ejército a la calle. De este modo se gana tiempo mientras se buscan galletitas para engañar a la población.
Allan sueña con que los jóvenes derroquen gobiernos aquí y allá. Según dice, al no tener nada, ni siquiera un futuro, nada tienen que perder. Eso es lo que los hace más peligrosos. En su visión de las cosas, el frágil equilibrio entre los que mandan y los que cumplen órdenes, ha sobrepasado la línea roja. Su conclusión es que no se puede tener a tanta gente engañada durante mucho tiempo más.
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Ciertamente, el gobierno tunecino ha saltado por los aires, pero la clase política y militar ya encontrará el modo de relajar la tensión actual. Se manda al exilio al presidente, se prometen nuevas elecciones y se saca el ejército a la calle. De este modo se gana tiempo mientras se buscan galletitas para engañar a la población.
Allan sueña con que los jóvenes derroquen gobiernos aquí y allá. Según dice, al no tener nada, ni siquiera un futuro, nada tienen que perder. Eso es lo que los hace más peligrosos. En su visión de las cosas, el frágil equilibrio entre los que mandan y los que cumplen órdenes, ha sobrepasado la línea roja. Su conclusión es que no se puede tener a tanta gente engañada durante mucho tiempo más.
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