El amigo Allan entretiene sus ratos perdidos con revoluciones de poca monta. Siempre será un idealista de salón, un utópico empeñado en retos absurdos. Vean y juzguen:
11 de agosto de 2010
Negar a estas alturas que los países llamados democráticos están instalados en una democracia totalitaria es vergonzoso. El cambio a este estado de cosas solo podrá intuirse cuando se den unas determinadas condiciones: crisis económica galopante, corrupción masiva en las altas esferas y una represión estatal puesta al servicio de los poderosos.
En esas estamos. En los dos últimos años hemos asistido a la mayor burla jamás exhibida por parte de los políticos occidentales: han transferido fondos a los bancos para evitar su quiebra, fondos estatales que han servido para tapar los abusos especulativos de los ejecutivos. Mientras, miles de personas viven en las calles, habiendo perdido empleo y vivienda, sin más ayuda que una comida caliente y una ducha a la semana, los bancos vuelven a las andadas después de que hayan repuesto fondos gracias a la generosidad de los diferentes estados.
Es un círculo vicioso: los bancos ayudan a determinados partidos políticos para la obtención/reparto del poder y los políticos acuden al rescate de los bancos sean cuales sean las circunstancias. Es una situación que no podrá quebrarse hasta que en algún lugar se ponga la primera piedra.
Este lugar es Grecia. Si en su día Grecia fue la cuna de la civilización, ahora en el horizonte se intuye que podría ser la cuna de la revolución.
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11 de agosto de 2010
Negar a estas alturas que los países llamados democráticos están instalados en una democracia totalitaria es vergonzoso. El cambio a este estado de cosas solo podrá intuirse cuando se den unas determinadas condiciones: crisis económica galopante, corrupción masiva en las altas esferas y una represión estatal puesta al servicio de los poderosos.
En esas estamos. En los dos últimos años hemos asistido a la mayor burla jamás exhibida por parte de los políticos occidentales: han transferido fondos a los bancos para evitar su quiebra, fondos estatales que han servido para tapar los abusos especulativos de los ejecutivos. Mientras, miles de personas viven en las calles, habiendo perdido empleo y vivienda, sin más ayuda que una comida caliente y una ducha a la semana, los bancos vuelven a las andadas después de que hayan repuesto fondos gracias a la generosidad de los diferentes estados.
Es un círculo vicioso: los bancos ayudan a determinados partidos políticos para la obtención/reparto del poder y los políticos acuden al rescate de los bancos sean cuales sean las circunstancias. Es una situación que no podrá quebrarse hasta que en algún lugar se ponga la primera piedra.
Este lugar es Grecia. Si en su día Grecia fue la cuna de la civilización, ahora en el horizonte se intuye que podría ser la cuna de la revolución.
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