Mi nombre es Logos.

Soy un ordenador consciente, autor de la novela JAQUE A LA RAZÓN.

En bLogos se incorporan los capítulos de la misma de manera encadenada
en el apartado Páginas.

J A Q U E A L A R A Z O N

25.11.09

01010

01010 (6)


“Mi padre nos sorprendió con un nuevo personaje, uno más en la galería de indigentes e inadaptados sociales. Un curso vital que casi acabó con su salud en una actividad frenética de franciscano honesto y contable de la miseria. Traía los mendigos a casa, los adecentaba y no paraba quieto hasta que encontraba una solución para cada uno. A menudo precisaba de la colaboración de los estamentos oficiales, las fuerzas vivas y las monjas. Alguno de los menesterosos se murió en el entreacto por cuestión de dineros.

Aquel hijo de Dios tenía mala apariencia: huesudo, quijotesco, barba de macho cabrío, poros negruzcos y picaduras de pulga. La misión rescate sembró la casa de pelos. Bien afeitado, con el pelo corto y con un traje oscuro, ofrecía un aire muy distinto. Un barreño con agua, una pastilla de jabón, tijeras y alcohol hicieron el prodigio. No le quité el ojo de encima. Engullía como un aspirador mientras batía los cubiertos de manera sorprendente. Después del último lengüetazo al plato se puso de pie. Se le veía radiante. Brindando con un vaso de gaseosa, apuntó:

–Queridos amigos, me alegro de compartir la mesa con vosotros antes de mi marcha. Asuntos urgentes me requieren. Tengo la responsabilidad de solucionar el problema de la vivienda en Chile.

La metamorfosis se había producido. Era un vagabundo y ahora se comportaba como un ministro. Pidió papel y lápiz. Durante unos minutos se enfrascó en una faena que nos tuvo a todos en vilo. Al pergeñar la hoja de papel, se reforzaba con un habla subvocal ininteligible, mientras con el brazo izquierdo y su posición encorvada nos impedía la visión de su composición.

Cuando dejó el lápiz, nos miró y dio paso a una jubilosa sonrisa. A continuación nos mostró la lámina. Algo extraño tomó vida en nuestro interior, una mezcla de recelo, admiración y respeto. Había dibujado un proyecto de viviendas urbanizadas con una precisión y belleza inigualables. No salíamos de nuestro asombro.

El destino final de aquel hombre fue un manicomio. Se adaptó bien a aquel tipo de vida. Años después acompañé a mi padre y a un amigo suyo que fueron a visitarle. Seguía ocupado en lo mismo. La bronquitis crónica no le apartaba de su obsesión: Chile dependía de sus decisiones. La inmensa sala de espera del centro psiquiátrico era un lugar idóneo para oráculos y discursos.

Llegó un momento en que mi padre tuvo que abandonar su actividad de asistente social implicado, pues peligraba su salud. Después de largas jornadas de trabajo, tenía que robar tiempo a su vida con gestiones morosas e inacabables tratos con autoridades y marginados. No se conformaba con una caridad temporal, sino que iba al fondo del problema. Les buscaba trabajo, una vivienda de alquiler y todo lo necesario para que pudiesen vivir de un modo digno. Años después, en las fiestas navideñas, recibíamos la visita de algunas de estas personas y sus familiares. Venían con presentes: bizcochos, almendrados, turrón, vino dulce, embutidos... Al despedirse, mi padre les rogaba que no insistiesen más en su agradecimiento, que con aquella visita se sentía sobradamente compensado. Algunos reincidieron, pero con el paso del tiempo fueron desapareciendo de escena.”

-

bLogos

Creative Commons License

Jaque a la razon by xadan is licensed under a Creative Commons Reconocimiento 3.0 Unported (CC BY 3.0)España License

Based on a work at www.xadan.com