También le parece relevante que Toulouse sea la ciudad donde nació Andrés, su malhadado compañero de fatigas.
Finalmente, en la ciudad rosa, vivió desde el año 1976 hasta su vuelta a Paraguay, en 1996, Augusto Roa Bastos, el insigne escritor que alternó sus trabajos literarios con su docencia en la universidad de Toulouse, con quien Allan tuvo una buena amistad. Desde los inicios de la década de los noventa, Allan disfrutó de la oportunidad de visitar en alguna ocasión a Roa Bastos en Toulouse, aunque la mayor parte de sus encuentros fueron en Barcelona, ciudad donde el escritor tenía su agente literaria.
De manera que tuvo suficientes elementos simbólicos para deambular por las calles, imaginando mil historias imposibles.