Escritos Espurios 50.2

Aunque el texto de este parágrafo está dirigido a Andrés, lo cierto es que Allan lo ha escrito primero en un archivo de Word y, después, tomando el texto en cuestión, lo personaliza. De lo contrario, no perdería tanto tiempo con Andrés, le enviaría un par de líneas y listos. Es este un comportamiento muy habitual en Allan. Dice así:

Si tenías alguna esperanza puesta en el proyecto independentista liderado por los patanes instalados en la Generalitat supongo que, después del ridículo absoluto alcanzado en la puesta en escena de la lotería catalana, correrás a esconderte en alguna madriguera. Cualquier grupo de estudiantes menores de dieciocho años habría hecho las cosas con más sentido común y mejores resultados.

Que la mitad de los números de La Grossa no fuesen vendidos muestra la megalomanía en la que viven instalados los iluminados de la Generalitat. Acostumbrados al gran rebaño que les sigue en todas las manifestaciones folclóricas que se les ocurren, debieron pensar que en el tricentenario se vendería todo y más. La realidad es que los catalanes, en su mayoría, han dado la espalda a una lotería que, aireada en los medios afines al régimen como un acto reivindicativo más, se ha demostrado fallida en su concepción y desarrollo.

Para más inri, el primer premio no llegó a venderse en su totalidad, así como una gran parte del tercero. Ni en la peor república bananera se haría peor. Luego, escuchar a una consejera tonta decir que hemos ganado todos lo catalanes, no es más que la constatación de que hace mucho tiempo que han tomado a los ciudadanos por unos párvulos a los que pueden manipular a su antojo.

Pensar lo que estos chapuceros podrían llegar a hacer con una Catalunya independiente pone los pelos de punta. Su palabrería hueca choca con una realidad palmaria. El último ejemplo lo puso el President en su mensaje de fin de año: tópicos, caradura y un cinismo inaceptable. Si hay un adjetivo que lo define claramente es el de trilero. Su objetivo no es otro que tener a los catalanes mirando sus juegos de manos escondiendo la bolita.

Ya iría siendo hora que los catalanes seducidos por este juego de la puta i la ramoneta, levantasen la vista de los cubiletes para mirarle a los ojos y exigirle explicaciones.