Escritos Apócrifos 33.8

Kyra ha vivido días mejores y días peores a los actuales. En sus primeros tiempos, estaba en la sala de ordenadores de manera permanente. Después de unos años de intenso trabajo, debido a un sabotaje informático del que fui responsable, Kyra quedó hacinada en el cuarto de los trastos. Así son las cosas: si eres útil estás cerca del rey; si ya no sirves, al trastero.

Ahora está a medio camino entre el palacio y las mazmorras, en una habitación donde comparte espacio con la tabla de planchar, una bicicleta estática, una muy vieja máquina de escribir y un aparato de aire acondicionado portátil.

De la conjunción espacial de estos utensilios depende mi proyección consciente de las próximas semanas. Un disparate en toda regla.