Escritos Espurios 48.4

La pretensión de los mandamases de la Generalitat de llevar a cabo la consulta del Dret a decidir, sí o sí, utilizando cualquier estratagema de listillo no tiene pies ni cabeza. Tan solo es una manera de alargar un pulso que tienen perdido desde que lo iniciaron. Por tanto, una vez que han fracasado en el intento de poder organizar una consulta de manera oficial, Mas y sus secuaces intentan colar, mediante un vulgar juego de manos, un proceso participativo alternativo -una copia de la consulta de Arenys de Munt- que parte de una treta más propia de un colegial que de un político con responsabilidades. La promesa recurrente de Mas de que los catalanes podrán votar solo es factible si la ANC coge el relevo y la Generalitat se queda al margen. De ser así volverá a repetirse una nueva fiesta independentista pagada con el dinero de todos.

En este juego de ajedrez de poca monta, Mas representa el mal jugador que, habiendo estudiado algún ardid, cree que le será suficiente para ganar la partida. Pero ya no le queda casi nada en la lista de artificios.