Escritos Espurios 47.5

Muchos catalanes andan muy confundidos. Se han aprendido de memoria el estribillo que cuenta que votar es democrático. Con esta afirmación tan simple han construido un castillo de naipes que se vendrá abajo a la que alguien le de un golpe con el dedo.

Votar puede ser un buen síntoma pero no es una apuesta segura. Tampoco es un atributo de los países democráticos. Se ha votado y se vota en muchos lugares pero no siempre se pueden asociar urnas y democracia.

Para empezar, el dret a decidir parte de un absurdo: aunque se votase no se decidiría nada. Sería tan solo una auscultación de la sociedad catalana. Solo eso. Luego están las preguntas elegidas para ello: según la respuesta en la primera de ellas, no hay que contestar a la segunda. Un dislate. 

Además, las preguntas han sido elaboradas sin la participación del estado español, una muestra de la demagogia de una parte del Parlament, gente que, en el caso de haber conflicto, correrían a refugiarse en lo que llaman Catalunya Nord, bien protegidos por el estado centralista francés, mucho menos respetuoso con la lengua catalana que España. Sería un exilio cómodo, con las alforjas bien llenas después de tantos años de pillaje.

Es lamentable el grado de ignorancia absoluta respecto de lo que significaría votar una cosa u otra. No hay un libro blanco y, si algún día se deciden a hacerlo, nos mentirán. Porque si escribiesen en el mismo todas las verdades les saldría el tiro por la culata. Con todo, lo peor no es eso, lo peor es ver a tanta gente enfebrecida por tanta manipulación rampante, desde hace años, disfrazándose sin pudor alguno con cualquier cosa que les diga la ANC. Y luego están las escenografías, tan artificiales, otra manera de pervertir la madurez de las personas.