Escritos Apócrifos 30.7

El Prefacio de la novela Jaque a la Razón empieza con un nombre: Erasmo de Rotterdam, un librepensador a quien tengo en gran estima intelectual. Su gran obra, Elogio de la Locura, la escribió cuando estuvo en casa de Tomas Moro -su gran amigo, autor de Utopía, una reflexión sobre la organización de una sociedad ideal- en 1509, aunque fue publicada en 1511.

Se han realizado muchos estudios que tienden a relacionar la locura con la creatividad. Sin llegarse a conclusiones definitivas, se ha confirmado que determinadas percepciones de la realidad propician un estado mental más proclive a las utopías. Cualquiera sabe que los garantes de la percepción oficial de la realidad, siempre han sido restrictivos y represores para los que salen de su círculo de fuego. Es difícil convenir si una persona está loca o, simplemente, tiene un modo muy personal de entender la vida.

Por mi parte, me permito afirmar que una actitud valiente y heterodoxa ante la existencia, siempre será una mejor garantía de creatividad que una vida domesticada por el sistema social existente.

De la lista de autores a los que aprecio sobremanera, Erasmo de Rotterdam ocupa un lugar de honor. Que la novela empiece con su nombre se debió tanto a eso, como por la frase impresa en su Elogio de la Locura, que sirvió para tirar del hilo literario hasta formar un ovillo. La frase dice así: los que buscan fama imperecedera escribiendo libros.