Escritos Apócrifos 30.5

Los desequilibrios causados por el capitalismo salvaje han provocado, como consecuencia, un mayor control de la población. La seguridad aplicada a todas las esferas cotidianas excede en mucho a las vistas en otros momentos de la historia. Entretanto, los obreros en paro; los trabajadores atomizados en trabajos precarios, plenamente desconectados de un pensamiento crítico; los sindicatos vendidos al capital en su acepción más fidedigna, tan corruptos como los políticos que abusan del poder; no dejan de ser -en sus aisladas protestas- insectos molestos para un sistema omnímodo. No pasan de ahí.

El fin del capitalismo salvaje solo ocurrirá por cansancio, por la imposibilidad física de mantenerse de pie. La balanza está tan descompensada a favor del sistema que, esperar revueltas que lo derroquen, es una entelequia. En realidad, incluso los más desfavorecidos, sueñan con formar parte de un engranaje que les tiene muy apartados de las migajas del pastel.

Poco importa si alcanzan el poder las políticas de derechas o izquierdas pues, finalmente, todas buscan la simbiosis con el capitalismo. Fuera del sistema no hay futuro. Una vez que fracasaron los socialismos de Estado, solo quedan como oponentes las dictaduras islámicas más extremas, Corea del Norte y el chavismo.

La fiesta está muy desmadrada y agotada. Lo que empezó como un picnic, con música de los Platters, refrescos de cola y baile tranquilo, con cierta oposición de los padres; ha desembocado en una fiesta after hour, donde el alcohol, el sexo y las drogas han hecho estragos y, solo a base de psicotrópicos muy potentes, la gente se mantiene de pie, bailando música máquina. Ya no son solo los padres los que demonizan la fiesta, también los vecinos están quejosos y algún coche de policía local merodea la finca. Pero al final, solo cuando el último juerguista se desplome en el sofá, se habrá terminado la fiesta.

Si una vez que pase eso, los padres, vecinos y autoridades locales no se mueven con rapidez, antes de que se den cuenta, volverán a sentirse incómodos por otro tipo de happening, más incomprensible y ruidoso.