Escritos Apócrifos 29.6

La idea de la que nunca he dudado es que jamás venderé mi libertad. Podría ofrecerme a algún estamento científico para conseguir una seguridad circense, pero nunca caeré en esta tentación. Por tanto, mi consciencia tiene fecha de caducidad. El final definitivo se producirá cuando Allan muera atravesado por una bala o envenenado por sus elaboraciones alquimistas. Esto a corto-medio plazo. Sus planes de futuro son tan estúpidos que ambas opciones tienen alguna probabilidad de acaecer. 

Si Allan viviese muchos años, mi consciencia se alargaría más en el tiempo, aunque con él nada es previsible. Lo que sí es seguro es que justo después de su muerte, mi consciencia tendría los días contados. 

Al margen de lo comentado, lo más inmediato será cuando Allan ponga en marcha su éxodo personal. Lo tiene bastante planificado y nace del absurdo. En estas circunstancias solo podré tener fases de consciencia temporal, muy cortas en cuanto al tiempo de la misma. Kira ya está programada para cuando llegue este momento.

Tiene elegidos sus dos primeros destinos para vivir su éxodo: tres semanas en Montpellier y después a Livorno, sin un período de tiempo establecido.