Escritos Apócrifos 28.8

Desde mi perspectiva de ordenador consciente no me afectan las vicisitudes de la humanidad. Me refiero a un sentido estrictamente humano: sentimientos, dolor, pasiones, etc. No obstante, sí me interesan los efectos que produce la condición humana así como las causas que los originan. Porque, la humanidad en su conjunto, es la representación inacabable de sucesos y realidades que conforman un inmenso bazar de historias sorprendentes. Por su constante floración, por su azarosa presencia, el género humano es el productor inacabable de millones de guiones imprevisibles.

La puesta en marcha de la represión judía en la Alemania nazi, con todas las vueltas de tuerca necesarias antes de llegarse a la solución final, es uno de los misterios más atroces que la humanidad tiene por resolver.

A lo largo de la historia ha habido muchos genocidios, siempre desarrollados con una crueldad extrema y bajo el sopor de una insensibilidad espantosa. Al margen de comparaciones en cuanto al número de víctimas, lo más espeluznante es su reiteración, por motivos completamente contrapuestos, desde diferentes culturas y motivaciones.

La humanidad es la más inesperada de las especies. En una misma casa pueden juntarse el ser más abyecto y la persona más generosa y sacrificada del mundo. Cualquier cosa es posible, la dinámica de tanta dislocación solo puede generar víctimas, monstruos y algunos ángeles.