Escritos Apócrifos 23.5

El estandarte de la Sociedad Teosófica es muy completo: dos triángulos invertidos, la cruz ansada, la serpiente que engulle su propia cola -el uróboros-, el inexcusable Aum y la esvástica. Una ensalada variopinta de conceptos esotéricos, una fusión más propia de colegiales en pleno recreo que de un grupo de sabios.

Por si faltaba algo, el lema que lo enlaza todo reza: no hay religión más elevada que la verdad. Al respecto, referiré una frase publicada en la novela Jaque a la razón. Dice así: Vivo en un reset continuo. Es el mejor modo de evitar el enquistamiento de verdades a medias y de múltiples mentiras. Incluso de la Verdad misma, pues una Verdad veraz puede dejar de serlo con el paso del tiempo. Las inmensas variables del cosmos lo afectan todo, hasta el punto que, una Verdad incuestionable, pase a ser una reliquia equivocada.

En la novela Medianoche en el jardín del Bien y del Mal se hace mención a la verdad relativa: la verdad es como el arte, depende del ojo que la mira.

Mucho cuidado con La Verdad.