Escritos Espurios 27.5

Sería oportuno que la opción de votar, por diferentes cuestiones y contenidos, estuviese contemplado en todas las constituciones consideradas democráticas. La voluntad de un pueblo debería ser escuchada cuando se expresa con un amplio clamor, como ocurre en la Catalunya actual, pero sin los engaños que la propician. El dret a decidir está encima de la mesa catalana pero nunca se debe votar cuando los argumentos para hacerlo son falsarios, como ocurre en Catalunya.

España nunca ha sido generosa de verdad con Catalunya, siempre se ha comportado de manera rácana y avariciosa. Tanto por una mala gestión en el reparto de los dineros o por poner una barrera insalvable ante cualquier político catalán con aspiraciones. También es habitual dar la espalda a la cultura catalana hasta tal punto que, solo en Alemania, hay el doble de universidades que enseñan catalán que las que lo enseñan en España, sin contar las catalanas. Es del todo lamentable, la expresión de un distanciamiento indiscutible.

El derecho a decidir aireado en Catalunya tiene muchos peligros, además de ser absurdo, pues cualquier región, comarca o ciudad, también podría estar interesada en lo mismo y no sería ético ponerles inconvenientes. Ante tanta permisividad podría darse una derivación hacia lo feudal, donde los virreyes podrían ser todavía más corruptos.