Escritos Espurios 26.5

La muerte por suicidio de la enfermera británica, aplastada por la resonancia de una broma periodística, debería ser el final a esta clase de entretenimientos. Hay demasiado imbécil que se hace el gracioso con este tipo de acciones, más propias de adolescentes que de gente que ha cursado estudios. Son como la lepra, personajes que se creen con el derecho a invadir y destrozar la vida de los demás, ya sea por puro deleite o por lo que dicen que es el sagrado derecho a informar. Este es un catecismo de bobos. Ya sería hora que a alguno de estos fantoches con cámara y/o micro, le diesen una hostia en los morros y le partiesen los dientes.

Hay demasiados gandules improductivos que únicamente se ganan la vida con podredumbres como estas. Hace mucho que se ha perdido la cordura, el respeto y el buen gusto. Las democracias occidentales cada vez más se parecen a la antigua Roma, presta a ser devorada por los bárbaros. Solo espero que vengan pronto.