Quedan pocas entradas folletinescas del Regalo envenenado. Allan ha escrito más de un centenar de folios pero, ni por asomo, publicaré ni la vigésima parte de los mismos.
En mi sueño, la vida de mi familia tenía un recorrido lineal, sereno. No se nadaba en la abundancia, a veces se pasaron malos momentos pero, finalmente, se salía adelante. Alterar en exceso las variables que podían influir en la vida de sus componentes, era un riesgo demasiado peligroso.
Merecía la pena mejorar la economía de la familia, pero no tanto como para volvernos locos y alterar nuestras vidas más allá de lo conveniente.