Cada vez que escucho a un político se me remueven las tripas. Me dan auténtico asco. Toman el poder y hacen sus discursos fatuos, estudiados para aparentar trascendencia, cuando no son más que unos miserables, salvo honrosas excepciones.
Solo espero que la presión contra ellos se acreciente cada día que pase. Ya has visto que en Valencia los Indignados subieron un peldaño más, se acercaron al Parlament y, allí, los policías cumplieron su cometido. Siempre es lo mismo. Los policías no defienden la justicia, se limitan a cumplir órdenes, muchas veces con auténtico gozo.
Este es el camino, acercar el aliento de tanta gente desesperada hasta la nuca de los canallas políticos, vestidos con trajes de seda pagados por el pueblo. Hasta ahora, las acampadas de los Indignados han sido obviadas por los políticos, ni siquiera las han visto en su mayoría. Ha llegado el momento de acercarse más. Que noten el desprecio que merecen.
El Ministro del Interior ya se ha encargado de avisar. Ha dicho que la policía reducirá con contundencia cualquier acción violenta de los Indignados. No hace falta que lo diga, ya sabemos lo que harán. En Barcelona ya mostraron de lo que son capaces: apalear a gente que estaba sentada en el suelo y que levantaba las manos en señal de paz.
Y en Catalunya el President regalando dinero a un escritor japonés. Patético. ¿Cómo se justifica eso? Si no hay dinero no se pueden regalar miles de euros.
¿Cuándo cesará al Conseller d'Interior? La acción de los Mossos fue lamentable y las palabras del Conseller del todo impresentables. En sus declaraciones habló de la violencia de los Indignados, aunque no hay ni una imagen que delate eso. También dijo que había aprendido la lección. No señor Conseller, la leccíón todavía no se ha dado.
