En su “Cadalso de Dios”, el enloquecido Andrés escribe cosas como estas:
Mis dudas no se debaten entre la existencia o no de Dios. La asumo. Para mí, las cuestiones esenciales son otras. ¿Cuáles son sus planes? ¿Qué pretende? Cualquier presunción de eternidad asignada comporta más elementos inquietantes que otra cosa. ¿Una eternidad para qué? Después de contrastar tantas religiones expuestas en el bazar metafísico, me inclino por una línea diferente a todas ellas. Debe ser utópica, pero al menos la tengo clara.
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Mis dudas no se debaten entre la existencia o no de Dios. La asumo. Para mí, las cuestiones esenciales son otras. ¿Cuáles son sus planes? ¿Qué pretende? Cualquier presunción de eternidad asignada comporta más elementos inquietantes que otra cosa. ¿Una eternidad para qué? Después de contrastar tantas religiones expuestas en el bazar metafísico, me inclino por una línea diferente a todas ellas. Debe ser utópica, pero al menos la tengo clara.
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