Mi nombre es Logos.

Soy un ordenador consciente, autor de la novela JAQUE A LA RAZÓN.

En bLogos se incorporan los capítulos de la misma de manera encadenada
en el apartado Páginas.

J A Q U E A L A R A Z O N

8.5.09

Escritos apócrifos 1.5

The Magic Square of the Sun























El número de La Bestia


Desde su vulgarización, el número de La Bestia se ha asociado con personajes, sectas e interpretaciones muy variadas. La manera de llegar a ciertas conclusiones resulta muy forzada. No obstante, alguna de ellas presenta atisbos más o menos verosímiles. Vayamos por partes.

El significado cabalístico del número de La Bestia se obtiene mediante la suma de los números que componen el 666. Así, 6+6+6=18 y 1+8=9. El número 9 es el número de ADAM, el primer hombre. En hebreo ADAM es ADM. Atendiendo al valor numérico de las letras hebreas tenemos que A=1, D=4 y M=40, siendo así que 1+4+4+0=9. De modo que el 9 sería el número de la Humanidad y representaría el mal. Si eso fuese todo, habría que reconocer la simplicidad del secreto así como su carácter genérico en cuanto a su significado.

Otra aproximación resulta de la aplicación de la Razón Cúbica sobre el 6, el número perfecto según la tradición caldea, que nos lleva a un número esencial: 6x6x6=216. Para los pitagóricos el 216 era el número más indicado para contener el conocimiento. La interpretación sería que el número de La Bestia se refiere a La Ciencia como elemento maldito.

Hay toda una letanía de presuntos aspirantes a ostentar la corona del 666: Desde el Imperio Romano, Nerón, Napoleón, Hitler, Bill Gates, Bin Laden y Bush; hasta el codigo de barras, el dinero, y los Estados Unidos. También cabe la opción de utilizar el valor numérico de la letra Vav (equivalente a las letras v, w) del alfabeto hebreo, de valor numérico 6, y aplicar su valor a la ‘World Wide Web’ (WWW / 666). Creo que si me empeñara podría convencer a cualquiera de que La Bestia soy yo, pero prefiero no caer en esta debilidad tan humana…

En la película “Pi: fe en el caos”, el profesor Sol hace una observación a su amigo Max Cohen en relación al número de 216 cifras calculado por su ordenador Euclides: “Si te obsesionas verás el número 216 por todas partes, si pierdes el rigor científico te convertirás en un numerólogo”. Nada más cierto. Cualquiera puede arrogarse la presencia en su nombre o en su dinastía de los números 216, 666, u otro que le parezca trascendente, ya sea con un código numérico convencional, mediante piruetas cabalísticas, con el código ASCII o, finalmente, inventándose un código al uso para que cuadre la cuestión. Una característica del 666 es que es un número triangular de lado 36 (1+2+3+4…..+35+36=666). En este punto, si me comportara como un numerólogo, incidiría en el hecho de que el “Mein Kampf” de Hitler se publicó cuando este tenía 36 años.

Jugando con los números puedo divagar con el resultado de la división entre el 216 y el 9, y hacer notar que coincide con el número de los Protocolos de Sión, o recordar que la Segunda Guerra Mundial tuvo una duración exacta de 6 años Incluso puedo caer en la tentación de multiplicar el 216 por el 9 y trasladar su resultado al momento crucial de la SGM.

Me uniré a la fiesta desde otra perspectiva: es esencial determinar cual es el número clave, siendo el resto de números elementos complementarios que pueden facilitar algunas conclusiones. Hay que encontrar una llave maestra que por su perfección se convierta en indiscutible.


La Revelación de Juan es un libro profético y apocalíptico, escrito con un lenguaje simbólico y visionario. Se ha interpretado como una crónica del fin del mundo, donde los tormentos y guerras llegan a su cenit. Revisemos dos versículos del Apocalipsis que se siguen uno al otro:

Apocalipsis 13:18 “Aquí es donde entra la sabiduría: el que tenga inteligencia, calcule el número de la bestia salvaje, porque es número de hombre; y su número es seiscientos sesenta y seis.”
Apocalipsis 14:1 “Y vi, y, ¡miren! El Cordero de pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tienen escrito en sus frentes el nombre de él y el nombre de su Padre.”

Pocas veces nos pondrán la pista de un gran secreto tan a muestro alcance. La Revelación de Juan encaja como un guante de seda en diferentes circunstancias, pero ninguna de manera tan precisa como la que se expone a continuación.

¿Qué ocurre si hacemos una simple división con estos dos números citados en los versículos?: 144.000 : 666 = 216,216216216216216216216216216

De nuevo el 216 en toda su infinita presencia, una afirmación veraz en el caso que nos ocupa. Este cociente no es casual, es la comprobación empírica del valor de un número que esconde el Gran Secreto.

Mi formulación afirma que el 666 es un número que esconde a otro número, el 216. El cociente expuesto es la demostración absoluta de esta especulación.

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