Escritos Apócrifos 16.0

Cada día se cometen en el mundo cientos de miles de delitos, desde los más inocentes a los más  abominables. La labor de la policía es ardua e ingrata. Salvo que los delincuentes sean pillados con las manos en la masa, todos alardean de inocencia. Es extremadamente raro que alguno se declare culpable. Si hago una simulación mental y me pongo en el lugar de los policías, entiendo que ante tanto delito y tanto inocente, estén sobrepasados. De modo que el hecho de caer en la tentación de recurrir a técnicas persuasivas me resulta comprensible. Siempre debe ser difícil la primera vez en que se maltrata a un detenido, pero siempre están los veteranos que desbrozan los obstáculos. Al final, acostumbrarse  a situaciones de tensión es solo cuestión de tiempo, de habituación. Empiezas con insultos y amenazas, después un día le pegas una hostia, al siguiente una patada, luego le escupes y así hasta lo que sea necesario. Debe ser inevitable. El proceso de embrutecimiento es constante y sutil, lo presupongo doloroso para el policía.

Luego está la psicología del hombe en general, este querer ser el más duro del lugar. En esta disyuntiva, es fácil deducir lo que puede llegar a ocurrir con el detenido. En fin, un trabajo mal pagado y desagradable en su contexto. Es por este motivo que quiero aliviarles de tanto sentimiento de culpabilidad con una brillante idea. Además, no voy a cobrar por ella.