Escritos Espurios 41.6

Párrafos de El cadalso de Dios. Prometo que tardaré en volver a publicar algo de esta obra menor.

Reconozco  mi insignificante presencia en el Universo, aunque este Universo infinito me necesita. Soy un eslabón obligado a seguir un plan evolutivo. Si pudiera desaparecer, todo se vendría abajo, igual que una torre de naipes. Las altitudes cederían hasta hacer tambalear a Dios.¿Quién se atreve a provocar lo eterno? Las promesas de eternidad son la trampa que nos tiene esclavizados. Es un señuelo demasiado poderoso para ser cuestionado. Descartarlo es el único camino que lleva a la auténtica libertad.

No soy más que un número dentro de una cadena de infinitos números, un átomo en la inmensidad. Pero la dislocación de un solo número redundaría en una reacción vesánica del todo incontrolable. Dios lo sabe pero yo también lo sé.