Escritos Apócrifos 16.2

Hoy día la tecnología es muy capaz de detectar si alguien dice la verdad. Mediante un breve test para ajustar las reacciones de cualquier persona, una máquina bien diseñada, puede verificar si alguien dice la verdad o si miente.

Los dos modelos citados -SLV1 y SLV2- en el anterior escrito, tendrían instalada esta función.  La novedad estaría en el diálogo entre la persona detenida y la máquina. Cuando para los sensores resultara evidente que se está mintiendo, una voz en off le haría llegar al detenido el siguiente mensaje: "Está usted mintiendo. Le volveremos  a hacer la misma pregunta. Si usted sigue mintiendo, será castigado, pero recuerde que el castigo le lo impone usted mismo, por el hecho de mentir".

Es evidente que en este punto se da un giro completo en las relaciones habituales entre el detenido y la policía. Cuando el detenido vuelva a mentir, cuando lo haya hecho de manera reiterada, haciendo caso omiso a los requerimientos de la máquina, recibirá una potente descarga eléctrica, por solo un par de segundos. Acto seguido, escuchará: "Lamento haberle castigado pero es inaceptable que mienta. Le reitero que diga siempre la verdad".

Una vez apercibido y conocedor de la causa-efecto de mentir, es probable que la persona detenida entré en razón. El hecho de estar en una especie de ataúd,  en completa oscuridad, viendo como se detectan sus mentiras que a su vez impican un auto-castigo, la moral de resistencia del afectado, normalmente, se vendrá abajo.

Para casos difíciles, las descargas ganarán primero en tiempo y después en intensidad. Los  siguientes pasos serían la presencia de una luz cegadora, intermitente; lo mismo con un ruido ensordecedor; un calor sofocante, extremo. En los casos más resistentes, alternando sin parar todos los estímulos. Lo más duro de asumir para la persona detenida es la plena consciencia de que es él mismo quien se está infringiendo el castigo. Sabe que su calvario es el resultado de mentir.

El hecho de evitar que honrados funcionarios, llevados por la impaciencia y la desfachatez de algunos detenidos, manchen sus manos de sangre, ha sido el motivo de mi idea.

En próximas entradas daré más detalles de los modelos.