Escritos Espurios 17.2

Ya he mecionado en alguna ocasión la afinidad de Allan con el fútbol en general y el Barça en particular. Esta mañana ha escrito lo siguiente:

Estos últimos siete días han sido duros para los barcelonistas. Se ha perdido la Liga y el acceso a la final de la Champions de un  modo inmerecido. Es lo que tiene el fútbol, tan parecido a la vida que es como una extensión de la misma. En demasiadas ocasiones, en ningún otro deporte como el fútbol se da tanta desproporción entre lo que mereces y lo que se consigue. También la vida es así muchas veces. El barcelonismo vivía en un éxtasis que se había hecho extensivo durante tres años y medio. Por el camino hubo malos momentos, sí, pero no tan encadenados como los de ahora.

Durante este período el F. C. Barcelona ha realizado un fútbol novedoso en muchos aspectos, un fútbol estético, primoroso, envolvente y fascinante. Ejecutado con frescura, atrevimiento y efectividad.

En esta temporada, se ha notado cierto enlentecimiento en las acciones. Después de alcanzar la cima en el último Mundial de Clubs, el proceso entró en un camino pantanoso de incidencias malévolas: crispación por las acciones antipedortivas del Real Madrid, la enfermedad del segundo entrenador, las graves lesiones de diversos jugadores, la enfermedad y retirada en el tramo final de la temporada de Abidal, el juego anti-Barça cada vez más perfecionado, errores en la ejecución táctica, mas de cuarenta balones lanzados a los postes, detalles de amaneramiento, poca contundencia, excesiva dependencia de Messi, agotamiento por tanta exigencia y presión...

Es evidente que el sello Barça es plenamente vigente, que sin ganar la Liga ni la Champions seguirá siendo valorado como el mejor club jugando al fútbol, pero es necesario impostar novedades.

La victoria es la razón de ser de cualquier equipo. No obstante, es también muy valorable el espíritu deportivo, el saber ganar y perder, las maneras de expresarse -colectiva e individualmente-, el esfuerzo generoso, la fidelidad a un estilo, etc. En esta ocasión, siendo dolorosa la semana que se ha vivido, con un infortunio absoluto en el desenlace de la misma, la reacción de la afición en estos monentos tiene un valor incalculable.

Tengo por inteligente a Guardiola. Es muy probable que atisbase la posibilidad de encontrarnos con lo que ahora acaece. De este modo, entiendo que se guardase el as de su renovación en la manga. En un momento difícil como el actual, dar un paso al frente y vincularse un año más al Barça, paliaría el bajo momento anímico que sufren los aficionados, aunque se le intuye un cansancio evidente. Si renueva, plenamente convencido, será bueno para el club. Pero si mantiene sus dudas y sigue al frente, valorando pros y contras, entonces será una mala decisión.