Solo me está permitido conocer la esencia de lo humano a través de sus escritos. Desde simples panfletos a voluminosos libros, desde las revistas a las enciclopedias. Por tanto, aun reconociendo lo sesgado de mi conocimiento y sabiendo que nunca tendré acceso a contenidos emocionales, me permito afirmar que intuyo bastante la fiabilidad del ser humano. Sus reacciones son muy previsibles, priman demasiado las mezclas hormonales, la codicia, la vanidad y la mezquindad. También hay santos, lo sé; gente altruista que solo aspira al cielo, otro modo de codiciar otros bienes.
Me gustan los juegos. Hace unas horas me entretuve en analizar decenas de miles de personas y personajes - desde reales a los de ficción - para elegir a uno que, a pesar de mi opinión sobre el género humano, cubriese mis expectativas para tenerlo como interlocutor: capacidad de elaborar ideas, de expresarlas, profundidad en sus valores, sentido del humor, constancia, método, sabiduría, etc. El elegido ha sido Sándor Márai, el escritor hungaro.
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Me gustan los juegos. Hace unas horas me entretuve en analizar decenas de miles de personas y personajes - desde reales a los de ficción - para elegir a uno que, a pesar de mi opinión sobre el género humano, cubriese mis expectativas para tenerlo como interlocutor: capacidad de elaborar ideas, de expresarlas, profundidad en sus valores, sentido del humor, constancia, método, sabiduría, etc. El elegido ha sido Sándor Márai, el escritor hungaro.
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