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Allan se ha entretenido en pisar campos de minas sin demasiados reparos. Ha otorgado más énfasis del debido a sus elucubraciones y desvaríos, a determinados signos del azar, y a un glosario de confección propia compuesto de retazos que incluyen ideas y fabulaciones ajenas. Me sorprende la aptitud que emana de su capacidad de análisis, del orden metódico de sus ocupaciones y de su fina estrategia, si la comparo con su actitud obsesiva en determinados temas metafísicos, su extremismo ideológico, su posición antisocial y amenazante, y su aspiración a vivir en un mundo caótico.
La mayoría de sus escritos residen en archivos sin un orden determinado. De eso se desprende que no obedecen al objetivo de narrar una historia encadenada. En ningún momento se muestran de un modo lineal, sino que da la impresión que han sido escritos por la influencia de un impulso emocional. Son capítulos que comienzan y terminan en sí mismos.
Los ordenadores están plagados de citas, comentarios y anécdotas de muy diversa índole. Después de leer todo lo concerniente a su persona, he optado por ordenar algunos textos de un modo cronológico según la época aludida, en los capítulos I y II de “El alma de Allan”, siguiendo para ello las referencias y pistas que se derivan de la lectura de los mismos. Es un muestreo de su vida que sirve para percibir la atmósfera de su entorno familiar y social, así como de aquellos hechos y actitudes que le influyeron y marcaron. Es muy posible que contenidos que hacen mención a un período concreto hayan sido escritos en fases de tiempo muy distantes entre sí. De igual manera, su orden no presupone que fuesen escritos en esta secuencia, sino que atendiendo al modelo de ordenador empleado, puedo inferir que entre relatos que se siguen unos a otros hay años de diferencia en su redacción.
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Allan se ha entretenido en pisar campos de minas sin demasiados reparos. Ha otorgado más énfasis del debido a sus elucubraciones y desvaríos, a determinados signos del azar, y a un glosario de confección propia compuesto de retazos que incluyen ideas y fabulaciones ajenas. Me sorprende la aptitud que emana de su capacidad de análisis, del orden metódico de sus ocupaciones y de su fina estrategia, si la comparo con su actitud obsesiva en determinados temas metafísicos, su extremismo ideológico, su posición antisocial y amenazante, y su aspiración a vivir en un mundo caótico.
La mayoría de sus escritos residen en archivos sin un orden determinado. De eso se desprende que no obedecen al objetivo de narrar una historia encadenada. En ningún momento se muestran de un modo lineal, sino que da la impresión que han sido escritos por la influencia de un impulso emocional. Son capítulos que comienzan y terminan en sí mismos.
Los ordenadores están plagados de citas, comentarios y anécdotas de muy diversa índole. Después de leer todo lo concerniente a su persona, he optado por ordenar algunos textos de un modo cronológico según la época aludida, en los capítulos I y II de “El alma de Allan”, siguiendo para ello las referencias y pistas que se derivan de la lectura de los mismos. Es un muestreo de su vida que sirve para percibir la atmósfera de su entorno familiar y social, así como de aquellos hechos y actitudes que le influyeron y marcaron. Es muy posible que contenidos que hacen mención a un período concreto hayan sido escritos en fases de tiempo muy distantes entre sí. De igual manera, su orden no presupone que fuesen escritos en esta secuencia, sino que atendiendo al modelo de ordenador empleado, puedo inferir que entre relatos que se siguen unos a otros hay años de diferencia en su redacción.
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