Mi nombre es Logos.

Soy un ordenador consciente, autor de la novela JAQUE A LA RAZÓN.

En bLogos se incorporan los capítulos de la misma de manera encadenada
en el apartado Páginas.

J A Q U E A L A R A Z O N

30.8.11

Barbastro


29.8.11

Escritos Apócrifos 10.2

Los que han leído Solo nos importa el poker podrán pensar que Allan fue a Barbastro con la intención de reincidir en un anhelo, pero no fue así. Cierto es que escribió en sus diarios que recordaba las sensaciones de su última visita a Barbastro pero, aceptando la posibilidad de un encuentro casual, la motivación no fue esta en absoluto. Fue un cúmulo de circunstancias que confluían en esta ciudad.

Cenó en el mismo restaurante y durmió en el mismo hotel reseñados en Solo nos importa el poker. Por la mañana dio un pequeño paseo por el Barrio de San Valentín, solo diez minutos, por si el azar quería jugar a los dados con él. Pero no pasó nada reseñable. No siempre ocurren cosas significativas.

Cerca de la una del mediodía salió de Barbastro.

28.8.11


27.8.11

Escritos Apócrifos 10.1

En marzo del 2011 me dirigí al Departamento de Presidencia de Libia. Mi intención era llegar a un acuerdo con ellos. El mismo consistía en enviarles unas pautas a seguir en el conflicto con la OTAN y los rebeldes. El precio por mi análisis era de cien mil euros. Pudieron valorar ciertas partes de los contenidos, realmente valiosos, pero pecaron de suficiencia y poca inteligencia.

Bien, a mediados de julio recibí un correo electrónico del citado Departamento. Me ofrecieron ciencuenta mil euros por el material, atendiendo a que con el paso de los meses, al haberse complicado su situación, ciertas partes de mi dossier dejaban de tener la validez que tenían meses atrás. Acepté el trato. De modo que, la mañana del día 20 de julio, recibí una transferencia internacional por el importe mencionado. Enseguida les envié el archivo en cuestión.

En sìntesis, el punto fundamental de mi análisis requería que el centro operativo de Libia, desde el Presidente Gaddafi hasta los mejores soldados, pasando por aquellos mandos intermedios irrenunciables, buscasen un destino fuera del alcance de los aviones de la OTAN. La estrategía de estar en Trípoli, siendo un blanco fácil y conocido, era realmente suicida. De modo que el plan propuesto es el de dejar unos cientos de francotiradores en la capital y llevar el centro de mando cerca de la frontera con ****.

Creo que tomaron buena nota de mi escrito.

25.8.11

Escritos Apócrifos 10.0

Por la mañana, después de visitar los alrededores de Fuente Dé, Allan puso rumbo a Burgos, donde comió. Despues, no se detuvo hasta Logroño, donde pasó la noche -26 de mayo de 2003-.

Al día siguiente, de manera imprevista, se dirigió a Barbastro. La última vez que estuvo en esta ciudad fue a finales del mes de julio del año 1999, unos meses después del encuentro azaroso con Andrés en la antigua escuela. En aquellos días, Allan todavía no intuía nada de lo que iba a ocurrir, aunque estaba receloso. Ya había perdido su trabajo y en breve se pondría en marcha hacia el desastre. No puede catalogarse de ningún otro modo el hecho de malgastar unos años, inhalando humos y siguiendo las alucinaciones de Andrés, como si fuesen cruces en un mapa.

En mi libro Solo nos importa el poker, publicado a finales de agosto de 2010, se narra la estancia de Allan en Barbastro.

24.8.11


23.8.11

Escritos Apócrifos 9.9

Después de la misa, bajo una lluvia torrencial, Allan se refugió en las tiendas de la zona. Cuando amainó el temporal, se subió al coche y no paró hasta llegar a Cabrales, donde comió. Después se dirigió al Parador de Fuente Dé, admirando la naturaleza de los Picos de Europa.

En su último día en Asturias, Allan ya pensaba en el inmediato futuro: contactar con el librero de Girona, con el alquimista y, finalmente, con Andrés.

22.8.11


21.8.11

Escritos Espurios 9.8

Haré una pausa en la transcripción del viaje de Allan -que se produjo días después del fracaso narrado en la novela JAQUE A LA RAZÓN-. Es un escrito de Allan, uno de tantos que malviven en los discos duros de los diferentes ordenadores.

Regalo envenenado


Me han arrebatado la inocencia aunque a cambio se me ha otorgado un poder extraordinario. Un poder absoluto y muy peligroso. Imagino que cualquier ser humano quisiera estar en mi lugar, pero lo que en principio es un cúmulo de ventajas deviene, a través de la reflexión, en un inmenso laberinto irresoluble.

Hace diez días desperté de un sueño largo y profundo. Un sueño que ha cambiado mi vida por completo. Debo decir que tengo casi doce años de edad y que el sueño ocurrió el 21 de agosto de 1967. ¿Qué es lo desconcertante de mi sueño? Bien, voy a explicarlo.

Durante el sueño viví toda una vida, hasta llegar a la edad de cincuenta y cinco años. No se trató de un sueño que mediante diapositivas fuera pasando pasajes de una posible vida. Fue muy diferente. La percepción real es que estuve dormido durante cuarenta y tres largos años. Puedo recordar perfectamente cientos de días, decenas de libros leidos, cientos de canciones escuchadas, miles de noticias, guerras, muertos, etcétera.

Cuando me desperté, en el primer segundo, me levanté de la cama para ir a trabajar. Un trabajo que en el sueño he desarrollado durante treinta y cinco años. Pero al ponerme de pie y observar la habitación, quedé absolutamente aterrado. No era la habitación en la que durante tantos años había dormido en el sueño, sino que era una habitación conocida, mi habitación en casa de mis padres. Al tercer segundo ya advertí que mi cuerpo era el de un niño. Estuve colapsado durante unos minutos.

Apesadumbrado abrí la puerta de la habitación. Eran las nueve de la mañana, Mi madre me dio los buenos días.¡La ví tan joven! Desayuné en silencio y mientras lo hacía me vino a la cabeza que este suceso tenía cierta similitud con la obra Metamorfosis de Kafka. Enseguida advertí que este libro lo conocía por haberlo soñado. Nada más terminar de desayunar sorprendí a mi madre cuando le dije que me iba a la biblioteca a leer. Tenía ansia de saber si este libro existía o era todo fruto de un sueño alucinante.

La bibliotecaria me confirmo la existencia del mismo, Mi corazón latía con tal ímpetu que pensé que estallaría. Cuando me entregó el libro, antes de abrirlo, recordé algunos personajes, la historia en su conjunto. No podía creerlo, todo encajaba perfectamente, conocía a la perfección un libro que jamás antes había tenido en mis manos.

Después de eso, me lance a los estantes para identificar otros libros. La mayoría de títulos me sonaban. O bien por haberlos leído, ojeado, o por haberlos estudiado. Todo en sueños. Ya no tuve dudas. Mi sueño no había sido solo un divertimento de mi mente, sino que se me había entregado un amplio conocimiento del pasado. Ahora solo quedaba por ver si también el futuro tendría la misma precisión.

Si así fuese, conocía de antemano resultados de infinidad de partidos de fútbol, de muchos ganadores del Tour, de victorias bélicas, de grandes descubrimientos científicos, de canciones que todavía no habían sido creadas, de la evolución de la economía mundial. Un hombre así sería el dueño del mundo.

Mi pensamiento ya no es el de un niño. Pienso como un adulto experto e inteligente. Es un secreto que tiene que vivir escondido. Hay una reflexión turbadora: si por tener conocimiento del futuro, saco ventaja de ello en exceso, entonces mi vida y la vida de toda mi familia también se verá afectada por ello. Eso implicaría que nuestras vidas ya no serían exactamente como las había soñado. En general, salvo leves tropiezos, la vida de los integrantes de mi familia -según el sueño- discurría de manera positiva. De modo que llegué a la conclusión de que cualquier ventaja que sacase del conocimiento onírico, tendría que ser leve, ajustada, para que siendo beneficiosa para mis seres queridos y para mi mismo, no lo fuese tanto como para cambiar el curso soñado de las cosas.

Otra de las conclusiones fue que aunque supiera que habría un terremoto en cualquier lugar del mundo, no podía decir nada al respecto. O eso, o mi vida sería un infierno. Así que en pocos días tuve claro que tanta sabiduría era asimismo un regalo envenenado.

20.8.11

19.8.11

Escritos Apócrifos 9.8

La conversación mantenida con Vives aportó detalles anecdóticos, aunque ciertamente dramáticos. Entre las gentes del pueblo anida la certeza de que Andrés es peligroso, más por lo que piensa que por lo que hace. Nada que Allan no supiera.

De su visita a Asturias, Allan se empapó de su belleza natural, visitando aquellos lugares donde el impacto de la naturaleza llega a su cénit. En Covadonga, ejerciendo de turista banal, con una intensa lluvia, quedó atrapado en la basílica de Covadonga. Sentado entre los fieles, aceptó oir misa, desde el principio hasta el final. No estuvo muy atento a lo que se escenificaba en el altar, pero relajó su mente para participar del ritual.

Hizo memoria hasta llegar a la conclusión de que, la primera vez que había asistido a una misa completa para despedir a un familiar, fue en el entierro de su tío Arsenio. Lo recordó con cariño.

18.8.11

Escritos Apócrifos 9.7

Fuera del santuario, Vives y Allan se despidieron. Intercambiaron teléfonos, aunque desde aquel día solo han hablado en un par de ocasiones de manera fehaciente. En ambas, la iniciativa partió de Allan, interesándose por el hijo de Vives. Después, cuando pasó lo peor, Allan desconectó para siempre de su antiguo compañero de escuela. Aunque Vives llamó un par de veces en las siguientes semanas Allan se mostró escurridizo ante las invitaciones de Vives. Después de eso, la relación quedó olvidada.

Allan puso rumbo a Asturias. Comió en Mieres para después dirigirse a Oviedo, donde pernoctó.

16.8.11

Escritos Apócrifos 9.6

A las once de la mañana había en el santuario muchos fieles, casi todos con la muerte en la antesala. Allan escribe en su diario que la arquitectura del edificio le recordó las construcciones soviéticas. Es capaz de opinar de cualquier cosa sin saber de casi nada.

Como siempre que acude a algún acto o presencia religiosa, Allan tomó asiento en la última fila. Desde allí lo observa todo con distanciamiento. Vives y su esposa se dirigieron cerca del altar, donde rezaron por su hijo.

Pasados quince minutos, Allan se levantó y paseó por el santuario. Esta vez tuvo la oportunidad de intuir angustias, de ver lágrimas y de notar la energía que las almas desesperadas son capaces de generar. Desde un lateral vio como la esposa de Vives lloraba sin consuelo. Fue entonces cuando intuyó la gravedad de todo. Bajó la cabeza y le hizo una petición a Dios. Fue corta, solo de segundos, pero fue sincera. Enseguida cambió de estado mental y se hizo un propósito. Ni siquiera voy a mencionarlo de tan ridículo como era.

15.8.11


14.8.11

Escritos Apócrifos 9.5

La charla entre Allan y Andrés duró poco más. Allan ya sabía lo que le interesaba, ya había exprimido a su antiguo compañero. Lo más sustancial era la acusación de que Andrés era el responsable indirecto de la muerte de tres personas. Buen historial para tanta memez.

Mencionaré el detalle que Vives contó antes de que se levantaran para marcharse del mesón:

-Fuimos muy pocos los que no tuvimos que pasar por encima del cadáver del padre de Andrés, o bien pisarlo, o resbalar con la sangre o simplemente caer al suelo y mancharse con la misma. Desconozco las razones del indulto.

Se despidieron y quedaron para la mañana siguiente. Allan acompañaría con su coche al matrimonio Vives hasta el santuario de la Virgen del Camino, para rezar por su hijo enfermo. No hay que ver este de detalle de Allan como un acto de amistad o de generosidad. Allan cumple siempre sus cometidos, tiene un sentido del deber exacerbado. De modo que entendió que era lo que tocaba hacer, que tampoco le implicaba mayores problemas o retrasos el hacerlo.

13.8.11


12.8.11

Escritos Apócrifos 9.4

Allan jugaba con ventaja, siempre lo hace. Sin decirlo abiertamente, se postula como un paladín de las buenas maneras, de la justicia y de la ecuanimidad, pero en ocasiones su ambigüedad resulta inmoral. ¿Cómo catalogar su silencio de su relación con Andrés? Vives lo contó todo, pero Allan no explicó nada de su experincia. Sus razones son perfectamente aceptables para sí mismo: nadie entendería lo que pasó, no aportaría novedad alguna al relato de Vives, etc. Pero lo cierto es que esta forma de proceder es como jugar con las cartas marcadas.

Vives respondió:

-En el momento de los hechos no aciertas a pensar en nada, solo piensas en cómo salir de aquella situación. Después, a salvo de todo, hablando con policías y sanitarios, con los compañeros y profesores, se llega a conclusiones.

Se detuvo unos segundos, miró el reloj y prosiguió:

-Estuvimos todos de acuerdo en que Andrés es el catalizador de todo cuanto ocurre en los aledaños de la escuela. Si bien ya no estuvo presente cuando ocurrió el dramático suceso de la muerte de su padre, su influencia seguía allí. Cuando fuimos acogidos por familias del pueblo conocimos más sucesos alrededor de su persona. Desde la extraña muerte de su hermano, ahogado en el lago al perder el control del coche que conducía, hasta la muerte de un niño del pueblo que se encontró flotando en el lago, al poco de llegar la familia Damier a la escuela. En ambos casos, les precedía una fuerte pelea dialéctica con Andrés. Horas después ocurrieron los sucesos. Es como si su voluntad se expresara mediante energías que cumplen un cometido, del que tal vez Andrés sea ignorante, aunque es el precursos.

Interiormente Allan estuvo de acuerdo con el resumen de Vives. De hecho el mismo Andrés ya le había anticipado en uno de sus encuentros que los entes que habitaban la zona cumplirían su voluntad. Es como si todavía fuese desconocedor de que eso ya ocurría desde hacía años.

El 26 de abril del 2000, Andrés expuso a Allan:

A mi pregunta por su relación con las formas de pensamiento que habitan en la zona, manifestó que mantenía la costumbre de buscar el contacto con los entes, siempre en la misma habitación y a la misma hora. Explicó que los contactos seguían produciéndose, aunque la frecuencia de los mismos era menor y que seguían en la línea de mostrar las mismas láminas que ya nos eran conocidas. No obstante, aseguró que en muchos momentos del día y de la noche era capaz de percibir su compañía, de notar su presencia y que la misma le otorgaba seguridad y una extraña sensación: la de sentirse protegido por fuerzas invisibles. Al final dijo algo que me impactó:

–Estoy seguro de que pueden leer mis pensamientos y también los suyos...

Abrí unos ojos como platos.

–No se alarme. Creo que solo pueden captar aquellos pensamientos emitidos con fuerza, con insistencia, de manera vehemente.

No dije nada. La siguiente sentencia me hizo exhalar un suspiro.

–Espero que pronto seré capaz de asociar mi voluntad al cumplimiento de la misma por su parte.

Un fuerte viento levantó el vuelo durante casi un minuto. Lo reconocí como un viento espeso, insólito. Entonces, la sonrisa de Andrés me produjo un escalofrío.

10.8.11

Escritos Apócrifos 9.3

Vives fue uno de los que se quedó en la zona posterior de la escuela, en una punta del patio, esperando la llegada de la policía y de los sanitarios. Por sus dificultades al andar prefirió quedarse junto a otros compañeros, bajo la custodia de un profesor. La mayoría de los internos y profesores se aventuraron por la sinuosa orilla del lago. La señora Rosa se quedó al lado de su marido, petrificada.

Vives continuó su relato:

-Después de casi tres cuartos de hora llegó una ambulancia y dos coches de la policía. Fueron recibidos con una agitación todavía mayor. Los árboles se doblaban, el viento era dañino y algunas ramas pasaban volando, golpeando con una extraña intención. Minutos más tarde, llegaron cinco camionetas que se llevaron a toda prisa a los alumnos que nos arrinconábamos en el patio. Al llegar al pueblo, fuimos ubicados en un polideportivo mientras se hacían gestiones con diferentes familias del pueblo, para que nos acogieran hasta que cada uno retornase a su lugar de origen, con su familia.

Allan le interrumpió:

-¿Qué cres que ocurrió? ¿Cuál fue el veredicto de las gentes del pueblo?

8.8.11

Escritos Apócrifos 9.2

El relato de cuanto aconteció en la escuela está tomado de los diarios de Allan. Alguna anotación es de mi cosecha, pero casi nada.

Vives prosiguió con la narración de los hechos:

-La luz de la luna permitió que desde las ventanas y desde la puerta viésemos el cadáver del director de la escuela, con la cabeza completamente chafada por el impacto con el suelo. En pocos segundos las nubes cegaron su reflejo y la más completa oscuridad nos cubrió a todos. Entonces, el extraño viento, se aferró a cada uno de nosotros, impulsándonos hacia fuera, directamente contra el señor Damier. Algunos lo pisotearon, otros cayeron encima suyo, muchos resbalaron por la sangre que manaba de su cráneo hundido. Aterrorizados, ensangrentados, unos enfilaron por la orilla del lago, en dirección al pueblo, mientras que otros buscaron refugio en la parte posterior de la escuela. Se escuchaban lejanas voces, risotadas y los muebles se movían en todas direcciones.

Allan interrumpió a Vives, con una nota de humor, supongo que para relajar el ambiente:

-Lamento haberme marchado de la escuela demasiado pronto...

Lo que Vives contaba era un fiel documento de lo que Andrés había expresado el día de su azaroso encuentro en la antigua escuela.

Vives sonrió, y dijo:

-Te aseguro que es mejor que no vieses nada de aquello. Muchas noches tengo pesadillas, me gustaría olvidar todo lo que viví aquella noche.

7.8.11

6.8.11

Escritos Apócrifos 9.1

En el atardecer del 20 de mayo de 2003, Allan se encontraba en un mesón leones, hablando con Vives, quien iba acompañado por su mujer. Pan crujiente, cecina y cervezas fueron el aperitivo a una conversación que aportó mucha información a Allan.

Se narra en JAQUE A LA RAZÓN que un 23 de junio, Allan abandonó de manera definitiva el internado, en el que había estado por un período de tres años. Faltaban un par de meses para que Allan cumpliese quince años.

A la mañana siguiente, después de desayunar, recogí todas mis pertenencias y me despedí de los compañeros y de la cocinera. También de la escuela y del lago. Con los profesores fue un adiós cortés y distante. No pude despedirme de los directores, pues se encontraban indispuestos después de lo sucedido con Andrés. Agustín, uno de los maestros, me entregó un sobre que contenía una nota firmada por ellos como acto simbólico de despedida. Después de caminar unas decenas de metros, miré hacía atrás. Mis mejores amigos agitaban las manos. Noté una emoción, una especie de ahogo. Lo interpreté como una señal, el adiós a una etapa de mi vida. Era como cerrar una puerta, creyendo que nunca más volverá a abrirse.

Entre sus amigos estaba Vives, con quien se abrazó antes de marchar. Pocas horas después ocurrió lo inimaginable, algo de lo que Allan no supo hasta casi quince años más tarde, por boca de Andrés. Vives lo vivió en primera persona, marcando su vida para siempre.

- El silencio reinaba en la noche. Hacía unas dos horas que los alumnos estábamos en la cama, con las luces apagadas. Un grito espantoso marcó el inicio de todo. Un grito que dio paso a un desgarro inacabable. La señora Rosa bajó del tercer piso, con los ojos desorbitados, chillando enloquecida. Dos profesores intentaron calmarla preguntándole por la causa de su desesperación. Todos estábamos aterrados.

Vives hizo una pausa para proseguir.

- Una noche después de lo ocurrido con Andrés se repetía el mismo guión, esta vez con un desenlace horrible. La pobre mujer, reducida por los profesores, hizo señas de que quería bajar. Arropada por el jefe de estudios y un profesor, bajaron la escalera hasta la puerta de entrada de la escuela, la que daba al lago. Los alumnos los seguimos a una prudente distancia. La escuela tenía las luces de noche encendidas, todo eran sombras, jadeos y miedo. Nada más abrir la puerta principal, los gritos de los profesores fueron espantosos. Justo en este instante la escuela quedó a oscuras. Se escuchaban ruidos muy extraños, soplaba el viento de un modo irracional, abrazando a cada uno de los que estábamos allí. Era como si un remolino nos empujara hacia el exterior.

5.8.11

4.8.11

Escritos Espurios 9.7

Más comentarios de Allan:

Mientras España pierde valor cada día que pasa, su gobierno está desaparecido. España no será rescatada, más que nada porque el agujero a llenar es tan inmenso, que hundiría a toda la zona euro en el intento. De manera que puede que dejen de emitir deuda por una temporada, esperando que escampe y, entretanto, que el Banco Central Europeo diseñe alguna medida certera para detener el tsunami.

Es evidente que toda la culpa de eso no recae en Zapatero, pero su manifiesta incapacidad para el cargo que ostenta es tan evidente que debería marcharse ahora mismo. Y con él todos sus amiguetes, casi tan borricos como el mismo presidente. Una cosa es la imagen que me llega del mismo como persona y, otra muy diferente, ostentar un cargo que sabe que le viene grandísimo. El principio de Peter se ha hecho más real que nunca y esta vez se pagará muy caro.

Me tomaría una cerveza más a gusto con Zapatero que con Aznar, pero una cosa es irse de tapeo y otra mirar hacia otro lado. Aznar es un bribón, un sheriff, un mentiroso que niega verdades republicanas, un miserable que dio el visto bueno a la carnicería de Irak, pero no es tan zoquete como Zapatero.

No se puede asumir jerarquía sin tener la menor idea de nada.

3.8.11

Escritos Espurios 9.6

Respuesta de Allan a un mensaje de Andrés:

Algún día este país tendrá que preguntarse las razones por las que ha permitido que un incapaz como Zapatero haya gobernado. Zapatero es digno de admiración en una cosa: que siendo tan inútil haya conseguido llegar tan alto. Lo de Zapatero es de aprendiz de actor, lamentable se mire por donde se mire. Se le caía el edificio encima y negaba que estuviera pasando algo. Ahora interrumpe sus vacaciones para leerse y aprender algún borrador y luego hacer el paripé. Lo que deberían hacer es meterlo en la cárcel por estafador, aunque si hicieran eso deberían meter en ella a la mitad de los políticos españoles. Cuando hablo de estafa en el caso de Zapatero, no me estoy refiriendo a que se haya llevado nada, sino a que la impostura es tan flagrante que causa sonrojo. Sin mencionar los favores que ha concedido a sus amigos, haciéndoles ministros por cuatro días, para que siempre tengan la paga a punto.

Que alguien que se dice socialista haya permitido que la banca se haya enriquecido a costa de todos y que acuda en su rescate cuando las especulaciones les salen mal, es merecedor de ser llamado traidor o idiota.

2.8.11

1.8.11

Escritos Apócrifos 9.0

Cuenta Allan en sus diarios que, nada más salir de la catedral de León, observó a un hombre que cojeaba de una manera que le resultó familiar. Se acercó disimuladamente hasta él para ver si era alguien conocido. No tuvo duda, era Vives, un alumno de la antigua escuela, de cuando Allan estuvo en el internado.

En la novela JAQUE A LA RAZÓN está escrito:

En aquel reducto de niños y adolescentes había una terrible aberración: el enorme zapato de madera de Vives, un compañero de internado que tenía que convivir con aquel cilicio a modo de penitencia eterna. En ocasiones, cuando estábamos jugando en el patio y veía como se esforzaba para participar en nuestros juegos, dirigía mi mirada al cielo, sorteando las nubes, en un intento por encontrar a Dios, mientras movía la cabeza de un lado a otro recriminándole su proceder.

El banco de piedra está debajo de una encina centenaria. Sus hojas se cimbrean con el viento, produciendo un rumor que predispone a la quietud, a la reflexión. De vuelta a la escuela, siempre nos sentábamos en este banco. Fue una costumbre que nació para dar descanso a Vives en su caminar dificultoso.


Allan se dirigió a Vives, sonriendo. "¿Me recuerdas?", le dijo. Vives le miró, sorprendido. Frunció un poco el ceño, intentando ubicar la cara y la voz que tenía delante. "Me suenas de algo, pero no sé de qué".

"Pasamos tres años juntos en el internado", dijo Allan. La pista fue definitiva. "¡Allan!, gritó Vives mientras se fundían en un abrazo.

Después de casi veinte años no era extraño que costara reconocerse. Los dos sabían la causa por la que Allan había reconocido a Vives, pero este tema ni se mencionó.

Vives iba acompañado de una mujer muy hermosa, nativa de León. Hacía un par de días que habían llegado a la capital para visitar a algún familiar e ir al Santuario de la Virgen del Camino para rezar por su hijo, que estaba muy enfermo. La fe es el último recurso de los humanos.

Hablaron de los viejos tiempos en una taberna del barrio Húmedo. Hablaron de los amigos de la escuela, de la trágica noche en la que el padre de Andrés se lanzó al vacío y también hablaron de Andrés.

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